La hostelera avilesina Cándida Rodríguez González, Candy, aún no se ha recuperado de las secuelas del grave atropello que sufrió hace un año en El Carbayedo. "Volví a nacer", apuntó a LA NUEVA ESPAÑA en el mismo lugar del accidente, en el cruce entre Fernando Morán con la avenida San Agustín. En ese punto, colocó ayer, en el aniversario del suceso, un ramo de flores amarillas y un mensaje de agradecimiento que reza así: "Soy Candy. Hace un año que me atropellaron aquí. Quiero dar las gracias por poder poner estas flores a todas las personas que me atendieron en el primer momento entre la vida y la muerte. Gracias a todos los médicos, enfermeras, auxiliares y limpiadoras por atenderme con tanto cariño. Gracias a nuestra Policía Local, gracias avilesinos por estar pendientes de mí. ".

Cándida Rodríguez se encontraba a unos metros de su casa, en la acera, cuando un Peugeot rojo que circulaba hacia El Quirinal a las diez de la noche de aquel 17 de octubre se subió al bordillo, arrancó de cuajo un semáforo y una señal y se la llevó por delante. La mujer salió despedida unos seis metros y el conductor siguió ruta con la luna totalmente destrozada y con la defensa rota. Agentes de la Policía Local localizaron al conductor poco después en su domicilio. La hostelera ingresó muy grave en el Hospital San Agustín y acabó siendo derivada al HUCA, con su vida pendiendo de un hilo. Pasó seis meses ingresada.

"Quiero mostrar mi agradecimiento a las personas que me atendieron y se preocuparon por mí. No tengo más que palabras de agradecimiento", señaló ayer, apoyada en una muleta y acompañada de su hija, Mónica González, mientras pegaba con cinta adhesiva el mensaje de agradecimiento en una farola. Declinó realizar declaraciones sobre el accidente, que está pendiente de juicio: "Solo quiero vivir como antes", concluyó.