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TOMÁS CASADO | Empresario, fundador del Grupo Imasa, recibe el premio de la Cofradía del Bollo

"Faltan especialistas en oficios y eso es un problema si llega una fase de crecimiento"

"El progreso tecnológico de los últimos veinte años es increíble, yo conocí los medios tercermundistas con los que se construyó Ensidesa"

Tomás Casado. NACHO OREJAS

Tomás Casado Martínez (Valdescorriel -Zamora-, 1932) entrecierra los ojos cuando habla, como pensando las palabras adecuadas para cada momento, y se zambulle más a gusto en las aguas del pasado que en las borrascas del presente. Recibe en un despacho decorado muy moderno y con excelentes vistas, en la sede de Imasa, un edificio de cinco plantas en el centro de Oviedo de las que, curiosamente, el fundador y presidente ocupa la segunda en vez de la última: "Cuando vi este cuarto dije: 'Aquí, mi despacho'. Y para qué me voy a cambiar ahora". Emigrante llegado a Avilés desde su provincia natal en busca de fortuna, hizo carrera en Montajes Nervión en los años del desarrollismo industrial y llegó al cargo de director comercial, de compras y de administración, sustituyendo la ausencia de estudios superiores por un instinto empresarial superlativo, al decir de quienes le conocen bien. En 1975, pidió la cuenta y fundó Imasa, a la que convirtió en un holding de ingeniería, montajes y mantenimiento industrial que hoy da trabajo a 1.200 personas. Normalmente huidizo con los medios de comunicación, esta vez hace una excepción porque la Cofradía del Bollo le ha concedido el premio "Adelantado de Avilés" -lo recoge este sábado- y se siente en deuda con la ciudad.

- Otro premio para la vitrina...

-Me preocupa, esto debe ser señal de que me hago mayor. Aún me acuerdo del primero; me lo dieron al irme de Montajes Nervión, tenía yo 41 años y fue el día que mataron a Carrero Blanco, ¡como para olvidarlo!

- Montajes Nervión, ahí empezó todo, ¿no?

-Pues sí, España empezaba a despegar y estaba todo por hacer. En Avilés se estaban poniendo los cimientos de Ensidesa, pero no solo, pues en esa época llegaron muchas otras industrias. Había mucho trabajo, muchísimo. Fue un tiempo muy bonito. Cuando dicen que Franco hizo solo pantanos no puedo por menos que sonreír, ¿acaso no hizo mucho por la industria que aún hoy tenemos en Asturias? Pero bueno, volviendo a Montajes Nervión sólo puedo decir palabras de agradecimiento; fue una empresa buena para mí y para mi familia, me fui dejando un montón de amigos y con un gran bagaje de conocimientos.

- Avilés, por tanto, le cambió la vida.

-¡Y tanto! Mire, yo procedía de un pequeño pueblo zamorano, Valdescorriel, donde apenas teníamos oportunidades, ni siquiera educativas. En Avilés accedí a una formación y a una carrera profesional que de otro modo hubieran sido imposibles.

- Entiendo que recibir el premio "Adelantado de Avilés" será especial, pues lo concede una cofradía de profundas raíces avilesinas.

-Me sorprendió saber que me lo habían dado porque si bien es cierto que tengo muchos amigos y conocidos en Avilés entiendo que hay gente con más méritos. En fin, me siento honrado y agradecido; quiero pensar que he dejado algún que otro reguero de agradecimiento en estos años de actividad empresarial y que, en cierto modo, me hice famoso.

- ¿Ha participado alguna vez o de algún modo en la fiesta del Bollo?

-A la Comida en la Calle nunca he acudido porque vivo en Oviedo desde 1985... No es una fiesta en la que participe, aunque sí que disfruto de su existencia.

- Se lo voy a preguntar de forma más general: ¿es usted un hombre festivo?

-En el plano profesional siempre llega un momento en que, fruto del éxito de una gestión o un proyecto, acabas de fiesta para celebrar el trabajo bien hecho. Pero mis fiestas están más ligadas al ámbito familiar.

- En el origen de la fiesta del Bollo estuvo el deseo del fundador, Claudio Luanco, de promover la unión de los avilesinos. ¿Cree que ese afán debe ser reivindicado más de un siglo después?

-Lamentablemente somos muy dados a desvincularnos los unos de los otros cuando surgen los problemas. Mi manera de actuar siempre es proclive a unir, algo que en el ámbito del mundo de la empresa ni siquiera es una opción, sino una obligación. Para lograr el éxito hay que hacer equipo.

- Póngame algún ejemplo de desunión que lamente especialmente.

-Donde hay pocas personas suele ser más llamativa la desunión, una comunidad de vecinos, un pueblo... No hay cosa más triste. En mi pueblo natal he tratado de impulsar proyectos sociales y culturales que unieran a la gente y aún así el 20 por ciento aproximadamente de los vecinos no están de acuerdo...

- ¿Se tiene usted por una persona dada a mantener las tradiciones?

-Se suelen acordar de ellas los que, como yo, hemos pasado el ecuador de la vida. Personalmente sí que me gusta cuidar las tradiciones y he podido comprobar en primera persona que si alguien las pone en valor los jóvenes se apuntan gustosos.

- Y, no obstante, el progreso tecnológico es imparable... ¿Está usted subido en ese tren gustosa o forzosamente?

-El progreso tecnológico es totalmente necesario en todos los órdenes de la vida, excuso decirle en sectores como la ingeniería, los montajes o los servicios a la industria en los que se mueven mis empresas. Yo que conocí los medios tercermundistas con los que se construyó Ensidesa sólo puedo decir que el progreso vivido en los últimos veinte años es increíble.

- ¿O sea que la tecnología nos hace mejores?

-Da igual que nos haga mejores o no, es imprescindible y eso que tiene el inconveniente de que suele restar empleo.

- Por propia experiencia migratoria, ¿es capaz de ponerse en la piel de los asturianos, la mayoría jóvenes, que se han ido fuera en busca de oportunidades?

-En España, ha mejorado muchísimo la formación de nuestros jóvenes, especialmente la universitaria en detrimento de la profesional. Con la crisis se puso de manifiesto que es imposible la colocación de toda esa gente, a lo sumo el 30 o el 40 por ciento, y por eso se tuvieron que ir. Ahora, como venga una etapa de crecimiento, vamos a tener un problema para encontrar especialistas en oficios.

- ¿Está mal enfocada la formación de los chavales?

-Lo cierto es que cuando se oficializó perdió la conexión con el mundo de la empresa.

- ¿Es de los que dan por superada la crisis?

-Hay indicadores que dan a entender que así es, como la colocación de dos millones de parados, aunque los niveles salariales no van de acuerdo a las necesidades de gasto de la gente. En nuestro sector teníamos el 80 por ciento del trabajo en España y ahora lo tenemos fuera, con la consiguiente dificultad de la movilidad laboral, pues si bien un ingeniero es factible que acepte un traslado provisional, el resto de la mano de obra no y eso redunda en más desempleo.

- O sea que los sueldos le parecen bajos...

-No es el caso de mi empresa, porque donde hay convenios que se respetan no hay ese problema; pero donde no... Yo defiendo la existencia de convenios.

- ¿Qué necesita Asturias para no perder comba competitiva frente a otras regiones?

-Tenemos empresas de cabecera que han ido a menos, el metal ha perdido pujanza, la minería ya sabemos todos cómo está... Nos quedan los servicios y como también flaqueen entraremos en un escenario preocupante.

- Ya no está en la primera línea directiva, ¿le cunden más los días?

-Pues sí, llegó un momento en que traspasé las responsabilidades ejecutivas a Saturnino Martínez Zapico, pero mi agenda sigue a tope. Me mantengo activo y si bien me jubilé al 50 por ciento, podría decirse que en vez de trabajar 16 horas diarias ahora lo hago 14.

- ¿Qué le sugiere el concepto tiempo libre?

-Nada, porque como nunca lo he tenido no lo echo de menos. De lo que hago, lo más parecido al ocio es el tiempo que dedico a las diversas organizaciones culturales y solidarias con las que colaboro.

- Una forma de compartir con la sociedad la riqueza generada por sus empresas.

-En Imasa, esa forma de responsabilidad social está plasmada en el convenio, tanto desde el punto de vista de los trabajadores como de la sociedad en general.

- Tiene usted fama de mecenas.

-He procurado, como ya le expliqué antes, cuidar de las raíces de mi pueblo y apoyar a quienes quedan allí viviendo. Todo empezó con la restauración de un valioso retablo que iba a ser vendido para reparar la iglesia... Después de eso vinieron otros proyectos; es algo que me llena y me satisface.

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