Oviedo,

Víctor GUERRA

No todo van a ser grandes gestas o rutas aptas para «patas peladas», ésos que se depilan hasta las cejas y entrenan hasta de noche, a la luz de la farola. Tampoco el ciclismo de montaña es una bajada «friki» para «bikers» aguerridos sin temor a las pendientes.

Asturias da para todo y para todos, y ofrece en su inmenso territorio cientos de rutas que no conocemos o hemos hollado con nuestras «ruedas gordas» y que, sin embargo, son una auténtica delicia en sí mismas. Y, lo mejor, muchas veces todo esto lo podemos encontrar a las puertas de casa.

Un ejemplo de ello es esta ruta circular que presentamos con salida y llegada en Santo Emiliano. Se sale en el punto de paso entre Mieres y Langreo, y por donde también circula el PR.AS-44, y se toma el ramal que va hacia la llamada capilla de Domingo Moro, tramo de asfalto que pronto nos coloca ante una disyuntiva, una clara bifurcación por la cual retornaremos.

En este punto cogemos el ramal ascendente, como no podía ser menos, y abandonamos las trazas del destartalado PR langreano, para subir hacia la Peña Planta. Una finca con cierre metálico de Hunosa nos cierra el paso, por lo cual debemos bordearla cara al valle de Mieres de Rioturbio.

Una vez concluido el cercado la pista se convierte en un estrecho paso que da lugar a un tradicional camino en bajada, por debajo del pico Los Foxacos. En la bajada hay que andarse con cuidado, pues al estar tapizada de hojas puede haber más de un susto.

Tras este tramo se concluye en la carretera de acceso al núcleo del Aciu, al que se llega en unas cuantas pedaladas. Sin entrar en el pueblo nos vamos por el primer camino que nos queda de frente y que va media ladera con trazas bonitas y colgado sobre praderías a medio abandonar. El rumbo no tiene ninguna pérdida, pues se deben desechar tanto los ramales que bajan en forma directa o se empeñan en doblar ladera arriba. Nuestra ruta se irá abriendo camino por el llamado Rebollu Fríu a la Collada la Muezca, hacia donde debemos doblar como a eso de los 2,6 kilómetros del recorrido ya cubiertos.

A partir de ese momento nos encontramos con algunos pequeños tramos trialeros y un tanto embarrados, pero que se sortean bastante bien. En la Muezca el recorrido se engarza en la línea del cordal, enhebrando el pico de Prau Doña ya por en medio de la línea cumbral para enlazar con el pico Campón. En este punto, muy característico pues nos encontramos en medio de la encrucijada de valles, ya que vemos el valle de Rioturbio y la zona de Santirso, nace una ruta alternativa para los más exigentes, y que pueden tomar por la pista que queda a la izquierda y que en plano va a buscar el área recreativa de la Teyerona, y de ahí se puede bajar hacia La Matiná para concluir en las cercanías de la Peña.

Ya en la Peña, y con el objetivo de no repetir la subida por el PR.AS-193, que también se podría hacer, se sube por la carretera del Padrún y nos desviamos en la Rebollada por el GR que sube por la pista arriba hacia la Campa del Trave, pasando por las inmediaciones del pico Gua, y por en medio del collado Ferreas, pista buena de subir y sin problemas de firme.

Dejadas atrás la siembra de antenas y en el enclave de la Campa del Trave, seguimos el PR.AS- 193 y el correspondiente a la red de Langreo, pero en dirección inversa a como están señalizados, es decir, echándonos ladera abajo hacia la mina El Nozal. Un poco más abajo dejamos que el PR.AS-193 se vaya hacia la derecha dirección a Azcolá, y nosotros seguiremos bajando hacia el Caborniu para concluir en el alto de Santirso.

Acortar la ruta

A este mismo punto se baja desde donde nos habíamos quedado antes de la alternativa, el pico Campón, con apenas unos 3,5 kilómetros. Para los amantes de las rutas cortas la cuestión es echarse abajo por la terrible cuesta que va hacia La Vega y que está jalonada por los soportes de la conducción del gas natural (señales amarillas).

Como digo, la bajada se las trae, y da hasta corte echarse por la trocha abajo, pero no es tan fiera la cuestión una vez que echamos el culo fuera de sillín y nos parapetamos tras el manillar y las palancas de freno. Unos metros más abajo la cosa se suaviza y dejamos una clara revuelta. Seguimos de frente y bajando hasta dar con el camino que viene de Les Vallines y marcado como PR. AS-40. Unos metros más adelante, una clara revuelta nos llevaría hacia el Prau Cimeru. Se sigue de frente hacia La Trapa.

Lo ideal es ir a tomarse un refresco a San Tirso para quitarse el susto de la bajada, y seguir bajando hacia La Trapa, para doblar a la izquierda y concluir en San Tirso. Punto de confluencia con la alternativa que venía de la Campa del Trave.

Llegados al alto, ahora toca a unos recorrer un camino en ascenso y a otros retroceder como si fuéramos de nuevo al Campón, o sea, que hay que ir de nuevo hacia La Trapa y subir en dirección al depósito verde que unos habrán visto al pasar en sus cercanías y otros desde la ladera del Caborniu o San Tirso .

A la altura de un gran cartelón de Cadasa nos vamos por el ramal izquierdo, que sube tranquilo y que parece estar en mejores condiciones que el que habíamos entroncado en la bajada. Los dos van directos al collado por el medio del monte Valle Oscuru para pasar por encima de la riega La Nisal y coronarse ante una desvencijada majada. Hay que tener cuidado, pues nos puede confundir una pequeña señal en la zona de la fuente Les Mines hacia La Raposa.

Nosotros volvemos hacia Santo Emiliano (dirección Este). En lo alto de la collada el camino que hasta ese momento traíamos no dejaba de estar más o menos bueno, pero en dirección a la otra vertiente se convierte en una bajada muy desvertebrada y «traialera», con algún que otro punto de peligro que pronto nos deja ante la explanada de lo que en su día debió de ser toda una amplia quintana: Les Vallines. Hoy, al igual que el PR.AS-44, presenta un aspecto de abandono total.

Les Vallines llaman la atención por lo bonito del lugar, y su estado lúgubre, la amplia pista que nace al pie de la quintana a media ladera del Monte Sierros, nos permite un cómodo pedaleo, pues va en plano y con amplios trazados, aunque con algún que otro barrizal.

Tras haber ciclado no menos de unos 3 o 4 kilómetros por tan buena pista, nos plantamos en la bifurcación de Les Fayes, pueblo que queda por debajo de nuestra posición; el recorrido para recuperar los vehículos es por la derecha y, como no podía ser menos, en ascenso, a través de la carretera-pista que trepa por el monte El Curvo.

Un último esfuerzo

Daba la sensación de que llegaríamos a Santo Emiliano casi sin subida, pero la leve bajada desde Les Valines nos obliga subir casi unos 170 metros de desnivel que se hacen duros, aunque la ausencia de tráfico nos permite subir tranquilamente hacia el final del breve paseo, que pueden afrontar ciclistas que se quieran iniciar en esto del mountain bike y tener un gradiente de emoción y sin llegar con los perniles rotos o hechos una calamidad.

Es eso una sugerencia de paseos y rutas que cada uno puede hacer a su medida, mientras el que suscribe este mismo fin de semana se pega con rutas más aguerridas por la vecina Francia.