Turón (Mieres),

C. M. BASTEIRO

La empresa farmacéutica Diasa Pharma, en proceso de liquidación desde el año pasado, se está vendiendo a trozos. Los administradores concursales de la planta han iniciado la venta de activos, ante la imposibilidad de encontrar un comprador para todo el lote. Por el momento están obteniendo mejores resultados y, en las últimas semanas, han cerrado la venta de las oficinas y los vehículos de la empresa.

El secretario general de la Federación de Textil, Piel, Químicas y Afines (Fiteqa) de CCOO, José Luis Montes, explicó ayer que los administradores intentaron liquidar la planta completa por una cuantía de 4,5 millones de euros. De hecho, llegaron a alcanzar un acuerdo con la empresa Valente Tres Internacional, con sede en Madrid y con una actividad diversificada que incluye el cultivo de la bacteria Lactobacilus Bulgaricus, utilizada en productos lácteos. A pesar de que la negociación estaba cerrada, la empresa interesada en adquirir las instalaciones no realizó el pago en el plazo legal y, por lo tanto, quedó fuera de la transacción. También se interesó por la factoría la empresa leonesa Antibióticos S. A.

El secretario general de Fiteqa señaló que fue el fracaso de estas negociaciones, un año después de anunciar la liquidación de la planta, lo que provocó que los administradores decidieran iniciar la venta troceada de activos y, por el momento, ya se han desecho de las oficinas de la empresa en La Cuadriella y los vehículos. Las instalaciones han sido adquiridas por una empresa inmobiliaria y los vehículos por distintos compradores, según Montes. Actualmente, aún están por vender las naves de los antiguos laboratorios.

La firma farmacéutica abrió sus puertas en 2004 y se presentó como un emblema de la reconversión en las comarcas mineras pero, finalmente, el proyecto fracasó. Los problemas empezaron tan solo un lustro después de que empezara a funcionar. El Ministerio de Industria ha exigido a los promotores del proyecto que devuelvan una ayuda de 3,4 millones de euros que recibió del Instituto del Carbón en 2002. La ayuda se hizo sobre una inversión subvencionable de 8,6 millones y un compromiso de creación de 90 puestos de trabajo. Entre las condiciones establecidas figuraba el compromiso de la mantener la inversión, como mínimo, hasta el 31 de diciembre de 2009 y el empleo hasta el 28 de febrero de 2008. Como consecuencia de las demoras en la obtención de las autorizaciones administrativas (sobre todo el permiso para ejercer la fabricación de fármacos, que no fue concedido por la Agencia Española de Medicamentos hasta febrero de 2007), fueron modificados los plazos, de forma que la inversión subvencionable debía mantenerse hasta el 31 diciembre de 2010 y el empleo hasta el 31 de septiembre de 2010. Diasa no cumplió con su parte del trato y ahora tendrá que devolver la subvención. La empresa también adeuda los tres últimos salarios a los trabajadores que aguantaron en la planta hasta su final.