El Ayuntamiento de Mieres ha derribado en los últimos tres años casi una veintena de inmuebles debido a su mal estado. En dos de estos casos, la actuación se abordó tras derrumbarse previamente parte de la estructura de los edificios. Todo indica que en breve se ordenará el derribo de una nueva instalación, en concreto, el bloque de viviendas que el pasado viernes se vino parcialmente abajo en Lago, en Turón.

La principal actuación abordada por el Ayuntamiento se acometió hace ya más de un año. El Ayuntamiento de Mieres derribó diez viejas viviendas en el barrio de la Villa. El Consistorio acometió la actuación de forma subsidiaria, tras firmar un contrato con Construcciones Candolit, y tiró prácticamente todos los edificios de la manzana que rodea la plaza de Pepa La Lechera. El coste de la operación ascendió a 50.580 euros.

Otra actuación relevante se acometió en la antigua nave de reparaciones de Hunosa que se encontraba entre Everniego y Lago, en el valle de Turón . La edificación se vino abajo la pasada primavera. El inmueble estaba muy deteriorado, motivo por el que en su momento la asociación "Santa Bárbara", que lo utilizaba de almacén, decidió abandonarlo. El Ayuntamiento se vio obligado a demoler los restos. Unas semanas antes de este suceso, un bloque de viviendas abandonadas situado en Figaredo también sufrió un derrumbe. El desprendimiento de la casa se produjo cuando una ambulancia circulaba por la carretera que cruza la localidad, y los cascotes del inmueble causaron importantes daños en el vehículo sanitario, de la empresa Transinsa. El conductor resultó herido. El equipo sanitario estaba realizando una labor preventiva y a disposición del centro de coordinación, pero la ambulancia no estaba activada. La estructura fue posteriormente demolida por el Consistorio. Además de estas actuaciones, el Ayuntamiento de Mieres ha promovido el derribo de otros tres inmuebles situados en Turón y otros dos en Figaredo.

El imparable despoblamiento que padece la zona rural está provocando que infinidad de edificaciones queden vacías, condenándolas en muchas casos a terminar convirtiéndose en ruinas. El Ayuntamiento hace un seguimiento intenso, aunque no siempre resulta eficaz. El Consistorio mierense tiene actualmente en tramitación más de 200 expedientes de declaración de ruina. Se está haciendo seguimiento, pero eso no significa que los procedimientos acaben, como ya ha quedado patente, con la demolición de aquellos inmuebles que pongan en riesgo la seguridad de los ciudadanos. Dos son los problemas. Por un lado el Consistorio no tiene dinero para abordar actuaciones de este tipo. Además, en muchas ocasiones resulta muy complicado contactar con los propietarios, ya que en la mayoría de los casos se trata de edificaciones construidas hace muchas décadas y que forman parte de herencias con numerosos beneficiarios.