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Las galerías mineras no son la causa de las grietas que amenazan las casas de Boo

Los informes externos pedidos por Hunosa precisan que las hendiduras en 50 viviendas y una gran roca se deben a un deslizamiento de la ladera

La aparición de grietas en la localidad allerana de Boo no está motivada por la subsidencia -hundimiento paulatino del suelo, originado por las cavidades subterráneas producidas por las extracciones mineras- sino por un deslizamiento de una ladera. Esta es la rotunda afirmación que se desprende de los informes elaborados, bajo encargo de Hunosa, por distintas empresas especializadas. El grueso de las investigaciones se desarrolló el año pasado, aunque comenzaron en 2011. El informe definitivo, que resume los trabajos y aporta conclusiones, lo firma el Doctor Ingeniero de Minas por la Universidad de Oviedo Pedro Riesgo Fernández. La localidad, con seiscientos vecinos, cuenta con medio centenar de inmuebles muy afectados. Además, una roca de grandes dimensiones amenaza con caer sobre la parte alta del pueblo.

La polémica en Boo se remonta a los años noventa del pasado siglo. Fue entonces cuando los denominados cuarteles de Puenxo, también en la zona alta del pueblo, tuvieron que ser desalojados y posteriormente derribados por la aparición de grandes grietas en las estructuras. Hubo un largo conflicto judicial que terminó con un fallo contra Hunosa. La hullera pública tuvo que indemnizar a las familias que habían perdido su vivienda. La sentencia estimaba que la aparición de grietas estaba directamente relacionada con la actividad minera que guardaba el pueblo bajo tierra.

El asunto quedó enterrado un tiempo, pero hace unos años volvió a salir a la luz. Las grietas volvieron a surcar la localidad, concretamente en la pista de acceso a Puenxo. También en viviendas del barrio de La Vega y en El Picu, todas ubicadas en el entorno del antiguo cuartel. Siguieron creciendo y extendiéndose, también a la zona media y baja. Los vecinos alertaron de lo ocurrido al Ayuntamiento y plantearon presentar una nueva demanda contra Hunosa.

La Universidad de Oviedo medió entre Ayuntamiento, vecinos y la hullera. Expertos del Departamento de Geología están haciendo un riguroso trabajo de vigilancia y han instalado varios sismógrafos para controlar los movimientos de la piedra de grandes dimensiones que amenaza con derrumbarse sobre la localidad. Han colocado cinco sismógrafos repartidos por la localidad y avisarán a los vecinos si los resultados son alarmantes.

La hullera pública también ha trabajado duro. Según el informe al que ha tenido acceso este diario, se elaboraron cinco investigaciones: "Estudio Geológico y Geotécnico de Boo (Ingeotec, 2014), "Análisis de las subsidencias de Boo (Sadim, 2011-2014), "Mediciones Topográficas" (Sadim-Universidad de Oviedo, 2015), "Modelización numérica de la explotación del campo Melendreros" (Itasca, 2015) y "Auditoría Técnica de la simulación de subsidencia en Boo" (Universidad de Vigo, 2015).

Las conclusiones descartan que la actividad minera ocasiones las grietas por cuatro razones principales: su período de aparición, la forma en la que se producen, el tipo de suelo de la localidad y la magnitud de los daños. Pocos son los movimientos subterráneos ya que, según apunta el informe, la actividad bajo los terrenos sobre los que se asienta Boo cesó en 2006. El estudio apunta que la subsidencia suele ser en todos los casos rápida, y puede aparecer en un plazo máximo de dos años tras el fin de las labores, según lo establecido desde el Instituto Minero de España. Las casas parecen más arrastradas por la ladera que hundidas por movimientos en el subsuelo.

No es la primera vez que un deslizamiento de ladera afecta a la localidad. En 1997, durante el IV Simposio Nacional sobre Taludes y Laderas Inestables, Mercedes Ferrer Gijón y Francisco Ayala Carcedo, expusieron su trabajo de investigación "Relaciones entre desencadenamiento de movimientos y condiciones meteorológicas en España para algunos deslizamientos en España". Uno de los ejemplos era el pueblo de Boo.

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