El 2 de mayo de 2010 el arzobispo de Oviedo ofició la misa con la que se inauguraba la restauración de la iglesia parroquial de San Cucao de Llanera. La obra fue una realidad por el empeño y el esfuerzo de sus vecinos, que había decidido dos años antes organizar una comisión para coordinar los trabajos. El proyecto ascendió a 215.000 euros, pero la abultada cifra no amedrentó a los promotores.

Cenas, fiestas, sorteos? cualquier iniciativa es buena para la comisión que, tres años después de la reinauguración del templo, continúa organizando actos para ir saldando la deuda con el banco. "Nos avaló el arzobispado y tenemos que seguir abonando una cantidad de dinero cada trimestre", comenta José Manuel García, uno de los miembros de la comisión junto a César Sánchez, Patricia Marugán, Paloma Guisasola, José Ignacio García, Ramón Rodríguez, Maite Martínez, Marta Artola, José Manuel Rodríguez, Lorenzo Ramos y el párroco José Julio Velasco, pieza clave en este engranaje por sus ánimos y su capacidad para aglutinar voluntades.

Hace unos días, la comisión celebró un nuevo acto que denominan "Tres encuentros". Primero se oficia una misa, después se asiste a un concierto en el templo, a cargo de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo y a continuación los asistentes disfrutan de un encuentro amistoso en compañía de un chocolate y bizcochos que donan los propios vecinos. "Es el segundo año que lo organizamos y estamos muy satisfechos por el resultado", comentan los miembros de la comisión.

Cada asistente pagó cinco euros por asistir al concierto y la recaudación alcanzó los 600 euros. La comisión organiza tres comidas al año en San Cucao y aunque ya no se reúne el medio millar de comensales que apoyaban el proyecto el año de la rehabilitación "suelen acudir alrededor de doscientas personas".

"Hay mucha gente que sigue donando diez euros al mes y hay unas setenta familias que aportan mucha colaboración actualmente", destaca la comisión.

La iglesia parroquial de San Cucao data de la época barroca, pero experimentó una gran transformación en el siglo XX, ya que sufrió un incendio durante la Guerra Civil. El templo cuenta con una nave única, con capillas adosadas al crucero y una cabecera de planta cuadrada con el muro exterior heptagonal y dependencias a ambos lados. Antes de la restauración que se llevó a cabo en el año 1996 había un sepulcro de la familia Valdés, del siglo XV, en el lado del Evangelio, que fue trasladado a los pies, bajo la escalera que da acceso al coro. La iglesia de San Cucao tiene además un valioso retablo de tradición manierista, de los primeros años del siglo XVII.