La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pasión por las marañuelas en Peñas

El consumo del típico postre local ya está documentado a mediados del siglo XIX, y a primeros del XX era referencia habitual en los periódicos

Antonia Durán, María Jesús Serrano y Emilia Fernández, haciendo marañuelas para el Día de Asturias del año pasado. LNE

Cada año por estas fechas, los pueblos costeros del centro de la región se convierten en centros de peregrinación. Las procesiones de Semana Santa en Gijón, Avilés, Luanco, Candás o Villaviciosa, entre otros sitios, suponen, además del componente religioso, un reclamo turístico para las villas y metrópolis. En ese contexto, un dulce, las marañuelas -en sus diferentes versiones-, identifica y une las diferentes localidades en las fiestas de Pascua.

Para encontrar las referencias más antiguas a este postre nos tenemos que remontar como mínimo a mediados del siglo XIX. Así, localizamos que, en la lista o relación del rancho del bergantín "Victoria", atracado en el puerto local de Gijón para partir con emigrantes asturianos hacia la Habana, figura en octubre de 1860 la inclusión de una caja de marañuelas (Archivo Municipal de Gijón, expediente 19/1858).

En el "Eco de Avilés" situamos la siguiente reseña a este producto. En el ejemplar del 21 de abril de 1867 se asegura que las marañuelas, los bollos de pan, huevos y manteca y los de bizcocho que se venden, compran y regalan, "no es otra cosa que la conservación tradicional de esta costumbre que recuerda la resurrección de Jesucristo".

Las marañuelas en forma de galletas o bollos (compuestas principalmente de harina, azúcar, huevo y manteca) se convirtieron en el principal regalo con el que los padrinos correspondían entonces con sus ahijados, y lo siguen haciendo ahora, tras entregarles éstos en muchos lugares de Asturias la palma bendecida el Domingo de Ramos.

El renombre gastronómico que alcanzó esta elaboración culinaria, en el caso de Candás, supuso que incluso en torno a la misma se organizase una romería a finales del siglo XIX. En "El Noroeste" del 3 de abril de 1899 se da cuenta de que "ayer tuvo efecto esta villa la tradicional romería de las marañuelas, con igual o mayor animación que en años anteriores. Por la mañana se celebró la función religiosa que anualmente costea la Sociedad de Mareantes. La misa fue muy bien cantada por el coro compuesto de más de veinte marineros, que así quisieron demostrar el arraigo de sus creencias. Y después jolgorio, alegría, bailes y marañuelas por todas partes". En el ámbito literario, a comienzos de siglo, El Conde de las Navas también alude a esta repostería local en su novela "Avante" (1904).

Un año después Les Rites publicitan por Semana Santa la venta de marañuelas desde su tienda en Gijón, lo hacen en el diario "El Popular" (22 de abril de 1905). Para entonces ya son muchas las familias, pastelerías y negocios que desde distintas localidades ponen a disposición del público este simbólico alimento. En "El Noroeste" (11 de marzo de 1910) se informa de que "para la Pascua se preparan en Candás animadas fiestas. La Lira Candasina, esa sociedad que trabaja y labora por la educación musical y artística del pueblo, ayudará mucho para que cuanto forastero acuda a la capital de Carreño no se aburra. Crista, Corredor y otras muchas personas han empezado la fabricación de las renombradas marañuelas, que tanta fama les han dado, y de las que se suelen aprovechar los que en ese día van a Candás".

Hasta mitad de siglo, los negocios de Candás y Gijón se disputan su difusión a través de los periódicos. En la villa de Jovellanos se anuncia en la publicación "El Principado" el 6 de abril de 1912 la fábrica La Leonesa, de Casimiro M. Perales, que "confeccionará exquisitos bollos de manteca, marañuela y almendra, especialidad de la casa". En este mismo medio, el 7 de abril dice que para Pascua "se hacen bollos y marañuelas de yema, calle Santa Lucía 13 y 15, 2º, y se reciben encargos en La Gloria, en la calle San Bernardo".

Candás contraataca en "El Noroeste" el 13 de marzo de 1913. Su corresponsal recomienda las marañuelas y bollos de Pascua por su excelente elaboración "de la confitería del Buen Gusto de esta villa, de nuestro querido amigo Vicente Fernández".

Mensajes similares se suceden durante esos años en los rotativos regionales. Como ejemplos, la panadería Perales en Gijón, hacía lo propio en "El Noroeste", el 20 de marzo de 1921. Admitían encargos en la calle Santa Doradía, 18 y advertía a los posibles compradores: "¡ojo! El teléfono está estropeado". También lo hacía en "La Prensa" la firma Filomena y Piñera el 17 de abril de 1930 "tenemos un derroche de roscones y marañuelas de Pascua". Por esas fechas el precio de la docena de yema alcanzaba las dos pesetas.

A finales de los años cuarenta aparece la Guía Turística de Asturias, de la mano de Álvaro Arias (por entonces delegado provincial de la Vicesecretaría de Educación Popular) y del redactor-jefe de LA NUEVA ESPAÑA Manuel F. Fernández. Entre los platos favoritos y típicos de la región que mencionan se encuentran las marañuelas.

El diario gijonés "La Voluntad", el 5 de abril de 1955, bajo el epígrafe "Historia de un día en la ciudad", señala "y como todos los años por esta época, las marañuelas, las inefables marañuelas de los mejores años de nuestra vida, rodaron por los alrededores de la Pescadería, a dos pesetas las de doble lazo".

El consumo en Luanco alcanzaba casi la adicción durante las fiestas del Socorro. El 5 de febrero de 1960 se pregonaba en "La Voluntad": "El Luanco de la Reinina, Felicita y La Pontona con caramelos a perrina y marañueles a perrona". Y la peña luanquina "El Socorrín", con sede en Madrid, convocaba para el 6 de febrero de 1971 una formidable cena de hermandad en el Motel Victoria. El menú conmemorativo, a celebrar un día después del día grande, lo asemejaban a uno supuestamente celebrado por las huestes de don Pelayo en el castillo de Gozón durante la Reconquista. Se componía nada menos que "de rabo de buey (al rumión), sopa de llámpares, fabes con castañes, paxarotes en salsa roja, fariñona con berces al tirabuzón, tortillón al scamarón, rillón al pío-pío y como postres, leche presa al Saint-Giorg (casi nada), farrapes con leche, arroz con marañuela, natillas y brazo turco. Bueno? habrá también boroña, sidra y para los estómagos delicados agua mineral". ("La Voluntad", 23 de enero de 1971).

Este año, el festival de la marañuela en Luanco durante la Semana Santa llegó a su edición XXVIII, organizado por la Asociación de Amas de Casa, y actualmente son muchas las tiendas especializadas en toda la comarca de Peñas.

Pero si hubiese que reconocer y destacar a alguna persona, a título individual, en la divulgación de esta repostería desde el pasado siglo sería a la candasina Emilia Prendes Fernández (1895/1972), vecina que fue de Gijón, en los barrios de Cimadevilla y Jove. La popular e ingeniosa Emilita Prendes, conocida por el apodo de "La coxa", quedó plasmada en el Retablo del Mar, de Sebastián Miranda. Fue famosa por la venta de marisco y sobre todo de marañuelas. Llevó sus golosos productos a gran parte de la región.

"El Noroeste" publicó los días 28 y 29 de junio de 1921 sendas crónicas sobre ella durante las fiestas de San Pedro en La Felguera. En el primero de ellos matiza que "El día 29 del actual, a las once, y en la plaza de abastos, pondrá a la venta por última vez esta temporada la simpática candasina Emilia Prendes, conocida por 'La coja', de tanto renombre en la provincia, un inmenso surtido de riquísimas marañuelas de yema".

Un año más tarde, "El Noroeste" informa el 12 de febrero de 1922: "ya empezó Emilia Prendes, 'La coxa', a vender las exquisitas marañuelas de Pascua que hace Josefa Martínez, de Candás. La popularidad de que goza y las muchas simpatías con que cuenta la simpática Coxa en Gijón, unido al renombre y crédito que tienen las marañuelas de Josefa Martínez, nos permite sin temor a equivocarnos augurarle este año una buena campaña de tan apetecible dulce".

El diario "La Voluntad" le dedicó varios artículos también, como los publicados por David Castro el 21 de febrero de 1964 con el título "La candasa", y el 11 de abril de 1965 en el apartado "Tipos populares", citando a La Coxa de Candás.

Resalta durante la entrevista la desenvoltura tan característica y peculiar de "la candasa": "se me acerca para decirme que dentro de unos días ya tendrán los golosos a su disposición las riquísimas marañuelas de Candás. El periodista, a modo de broma, le dice que este año no va a vender ni una docena porque la gente está cansada de que no les dé más que un poco de harina con levadura necesaria para que hinche y parezca más de lo que es en realidad". Emilia -matiza el reportero- "a pesar del defecto físico, de la cojera, pega un brinco y se enfrenta a mí en forma airada, para decirme: '¿Quién, les mis marañueles? ¿Dónde las hay mejores, di?'. Y añade: "Sabrás -sigue enfadada- que les mando pa to la aristocracia madrileña. El señor conde de San Diego ye el mejor cliente que tengo. Pa esti añu ya tengo encargos de lo mejorcito de la gente rica".

Entre las muchas anécdotas que contaba Emilia Prendes nos queda a aquella en la que narraba que "un añu se presentó una muyer presumiendo más que el Bomba. Iba pa la plaza del pescao. Y como vio tanta gente alrededor de mí, se acercó y me preguntó por el precio. '¡Son a perrina!', le contesté. Compró una, la comió y dijo con despreciu: 'por cinco céntimos qué van a dar; esto no vale nada. ¿No las tiene mejores?', me preguntó. Dime cuenta que quería presumir delante de la gente y contesté: 'Sí, señorita. Pero son más cares'. 'No importa, démelas usted', me respondió. De una cesta que tenía al lao saqué una; se la di para que la viera, a la vez que le decía: 'estes son a tres perrines'. La comió, saboreándola muy despacio. A continuación dijo: 'esto es otra cosa, póngame una docena'. Dióme pa cobrar dos pesetas, le devolví cuatro perrines y se largó. Quedé muerta risa. Eren hermanes, hermanísimes, de les primeres. En el momento no dije ni una palabra; podía picar alguna más de les que estaben allí".

Compartir el artículo

stats