La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Pola alumbra sus Güevos Pintos

Los artesanos revolucionan la popular fiesta sierense con la introducción de huevos con luz "Hay que sorprender e innovar", dice Enrique Meoro

La fiesta de los Güevos Pintos atraen, año tras año, a cientos de personas a las calles de Pola de Siero. Con una liturgia particular, forjada con tradiciones propias y adquiridas en su dilatada historia, la celebración gira en torno a los singulares huevos decorados, una práctica tradicional que, en los últimos años, se ha ido amoldando a los nuevos tiempos, ampliando sus temáticas e incorporando singulares novedades. La última, que se estrena este año, son los huevos luminosos.

El innovador artesano que ha ideado esta técnica es Enrique Meoro. Impulsor años atrás del vaciado y, más recientemente, del relleno en espuma y el grabado de los huevos, Meoro ha incorporado ahora a alguna de sus creaciones una luz led que, desde el interior del huevo vaciado (y pintado), se enciende mediante un interruptor situado en la base.

"Siempre estás buscando algo nuevo, una manera de sorprender e innovar. Esto de los huevos con luz es muy trabajoso, porque tienes que vaciar el huevo con mucho cuidado e ir haciéndole los orificios por los que se filtrará la luz. Pero quedan muy bien, muy bonitos", explica Meoro.

En algunos de estos huevos, además, incorpora en las oquedades unas piedras traslúcidas para lograr un efecto singular. Así lo ha hecho, por ejemplo, en algunos güevos pintos que reproducen la Cruz de la Victoria o u mapa de Asturias con las piedras señalando sus localidades más importantes.

Todo esto, obviamente, lleva un ingente trabajo detrás. Aunque los güevos pintos se venden en apenas unos pocos días, los artesanos pasan varios meses trabajando sus diseños para poderlos mostrar en la fiesta. "Casi lo hacemos más por seguir con la tradición que por otra cosa, porque nadie vive de esto", sostiene Meoro. Para él, en todo caso, el diseño y realización de los güevos pintos es también una afición que le permite sacar su lado más creativo.

Algunas de estas innovaciones técnicas, especialmente el vaciado, se han ido imponiendo entre los artesanos. Consiste en realizar un orificio al huevo y sacarle el contenido orgánico para, posteriormente, trabajar sólo con la cáscara. Esto evita que el huevo, de estar mal tratado o quebrarse, pueda pudrir. Meoro, además, los rellena posteriormente con espuma para dotarlos de mayor durabilidad.

La técnica tradicional es otra. Los artesanos cuecen los huevos y acto seguido, cuando aún están calientes, realizan el diseño con tinta china. Poco a poco se fueron introduciendo otro tipo de técnicas pictóricas, más fáciles de trabajar y que dan otros resultados, hasta llegar al vaciado, que se ha impuesto en estos últimos años. "Ahora mismo, casi todos vacían los huevos. Debemos de ser sólo tres o cuatro los que seguimos utilizando la técnica tradicional", sostiene María Cimadevilla, que lleva desde sus tiempos de adolescente realizando güevos pintos para la fiesta.

Pese a las opiniones en torno a la mayor durabilidad de un huevo vaciado, Cimadevilla sostiene que no hay problemas si se trata correctamente. "Mi madre tiene un huevo desde hace cerca de cuarenta años y sigue intacto", afirma.

Además de la cuestión técnica, la temática es el otro gran caballo de batalla entre los artesanos. Hay una tradicional, vinculada a la asturianía, que es la que más trabajan Meoro o Cimadevilla. Y luego están los güevos pintos que exploran otras iconografías: animales, escudos de equipos de fútbol, personajes de cine y televisión... Nancy Velásquez alterna ambas temáticas: "Hay gente que te pide diseños nuevos, pero también hay muchos que piden los tradicionales. Y creo que se deben de conservar".

Compartir el artículo

stats