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La escuela pública infantil de la Pola se ha quedado pequeña, se quejan las familias

El centro, con una lista de espera de más de veinte niños de 2 y 3 años de edad, tiene un espacio reducido y pocas posibilidades de ser ampliado

María Rodríguez, con su hijo Pelayo. MANUEL NOVAL MORO

Pola de Siero sigue creciendo en población infantil, pero la escuela pública para los más pequeños se queda pequeña. Si ayer lo decía en estas mismas páginas la comunidad educativa, hoy lo constatan las familias. Los vecinos de la localidad con hijos más pequeños consideran que no hay una escuela de primer ciclo de educación infantil con una oferta y un tamaño adecuados a lo que demanda la localidad. La escuela "El Carmín", ubicada anexa al colegio Celestino Montoto, tiene cubiertas todas sus plazas y una lista de espera de más de veinte niños, de los que la mayoría son de entre dos y tres años.

Lidia Fernández trató de matricular el año pasado a su hijo Martín, que finalmente fue relegado a la lista de espera y no entró. En su caso, lo había matriculado sin muchas expectativas, porque no tenía necesidad de que fuera a la escuela, pero en su entorno sí se encontró muchos casos de familias a las que les hacía falta. "Conozco a mucha gente que intentó matricular a sus hijos y que no los admitieron; tuvieron que acabar apuntándolos a guarderías", asegura.

La escuela de hasta tres años de Pola de Siero tiene muy buena fama, de ahí que las familias quieran que los niños den sus primeros pasos en la educación bajo su techo. Pero no es fácil.

"Para el montón de críos que hay en la Pola hay muy pocas plazas, pero también es verdad que no hay sitio", dice Nuria Roces, cuya hija Alba tiene dos años y medio. "Yo entiendo que hay gente que necesita llevar a sus hijos a esa escuela, y es imposible tal como está", señala.

Ambas madres sostienen que la Pola debería tener unas instalaciones mejores, más amplias que las que tiene en este momento. La escuela "El Carmín" es la primera que se construyó en Asturias, y sus dimensiones son mucho menores de las que hoy se considera adecuadas para albergar un centro educativo de estas características.

Otra cuestión es que los requisitos para entrar al centro son un impedimento insalvable para otras muchas familias. Es lo que opina María Rodríguez, cuyo hijo Pelayo estudia en el colegio Peña Careses, y que tiene otra hija, Alejandra, que aún no ha cumplido un año. "Los requisitos para entrar son complicados, para muchas familias se hace difícil entrar, aunque lo necesiten", dijo.

Para Javier Menéndez, padre de Andrés, un niño de año y medio de edad, ambas cosas, tanto la falta de espacio como la exigencia de los requisitos, juegan en contra de mucha gente. "Yo ni lo intento, porque hay requisitos que nosotros no podemos cumplir, pero conozco a bastante gente que se presentó y que tiene bastantes puntos y, aun así, no consigue entrar; deberían ampliar la escuela porque Siero es uno de los concejos donde hay más población infantil, y es una pena desaprovechar este potencial que tenemos aquí", concluye.

En el caso de Lugones la situación es, aunque similar en ciertas cifras, menos urgente que la de la capital del concejo. Si bien es verdad que la lista de espera para los tres cursos de la escuela "La Manzana" se disparó hasta los 23 alumnos, los mismos que en el centro poleso, también lo es que cuenta con una mayor capacidad. "Lugones dispone de ocho plaza más que la Pola y eso se nota para todo", apunta la directora de ambas escuelas, Lucía García, que destaca el hecho de que la escuela de Lugones se construyera cuatro años más tarde. "Se hizo en 2007 y con unas mejores instalaciones y con posibilidades de expandirse", apunta sobre un equipamiento que acoge actualmente a 47 niños.

Poco preocupados por la oferta educativa en el tramo hasta los 3 años se muestran también en la urbanización de La Fresneda. Aseguran que el acceso a este tipo de educación pública está muy limitado por el hecho de que se concentre en la Pola y en Lugones, pero reconocen que existen otras prioridades. "Nuestros esfuerzos se centran en conseguir un instituto que parece ya olvidado", comenta el presidenta de la AMPA del colegio público, Jesús Costoya, que cree que existen otras alternativas para los menores de tres años. "Hay guarderías privadas que están cubriendo ese servicio, mientras que para el instituto no queda otra que irse a Lugones o Posada de Llanera", sostiene.

Una iniciativa privada que también es la que predomina en otras localidades pobladas del municipio como El Berrón, donde proliferó oferta educativa privada de este tipo en los últimos años, o Colloto, donde los padres recurren a centros privados de los alrededores ante la falta de un servicio público que fue pionero en la Pola y fue expandido al resto de la región por su eficacia.

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