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BEATRIZ ÁLVAREZ SOLAR | Pregonera de las fiestas de El Carbayu de Lugones

"El Carbayu es la romería de Lugones, Santa Isabel es más bien un botellón"

"Me emocionó muchísimo que me eligieran para dar el pregón, me llevó sólo 20 minutos porque recopilo recuerdos que tengo muy grabados"

Beatriz Álvarez posa con un libro de Ángeles Caso. REPRODUCCIÓN L. B.

Beatriz Álvarez Solar nació hace 56 años en la zona de El Puente Vieyu de Lugones. Licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo, desde que terminó los estudios en 1983 se dedicó a la abogacía. Aunque desde hace 20 años reside en La Fresneda, siempre que puede se escapa a su casa familiar de El Carbayu, donde el viernes será la encargada de dar lectura al pregón de las fiestas de Nuestra Señora del Buen Suceso.

-¿Cómo le sentó ser designada pregonera?

-Me emocionó muchísimo. Para mí es todo un honor, soy de lagrima fácil y cuando me lo comentaron en julio del año pasado no pude evitar que se me humedeciesen los ojos.

-¿Qué significa El Carbayu para usted?

-Son unas fiestas muy entrañables que siempre fueron algo especialísimo para mí. Son tan importantes que tras el fallecimiento de mi padre en 1998 hice un paréntesis de unos años porque me resultaba difícil vivirlas sin su presencia.

-¿Por qué tanta pasión por esta fiesta?

-No lo sé. Es algo que siempre formó parte de mi vida. En la familia somos todos socios desde siempre. Recuerdo que éramos jóvenes y solíamos salir por Oviedo, pero mi madre nos insistía en que fuéramos a la fiesta de Lugones porque era nuestro deber como vecinos. Lo hacíamos de buena gana porque siempre venían amigas a casa de los padres, que primero fue de los abuelos, y la verdad es lo pasábamos en grande.

-¿Cambiaron mucho los festejos?

-Quiero pensar que no. Puede ser que haya cambiado el ambiente porque ahora las fiestas se viven de otra manera, pero El Carbayu tiene la esencia de siempre.

-¿Le costó trabajo escribir el pregón?

-Lo tengo listo desde hace un par de semanas. Pensé que me iba a costar, mas sólo me llevó veinte minutos porque recopilo recuerdos y vivencias que tengo muy bien grabadas en la cabeza.

-¿Esperaba esta responsabilidad?

-Para nada. Eso sí, ya he pedido que me dejen repetir dentro de diez años, pues se cumplirá el centenario de las fiestas y quiero recuperar las cosas que me dejo en el tintero. Trataré de no aburrir mucho.

-¿Reconoce el Lugones actúa?

-En mi juventud era una localidad netamente industrial con tres grandes fábricas que daban ocupación a cientos de personas, y nos conocíamos todos. Ahora es más bien una ciudad dormitorio en la que sólo quedan unas 30 familias autóctonas. No obstante, El Carbayu es un reducto que sigue manteniendo esa esencia de los vecinos de siempre.

-¿En qué nota que las cosas no son lo que eran?

-Cuando tenía 12 años andaba en bicicleta y luego me regalaron una Vespino. Recorría Lugones de punta a punta y recuerdo que aparcaba en medio del pueblo sin candado ni nada. Algunas cosas como esta son ahora inconcebibles por la inseguridad que hay, aunque bien es cierto que no sólo ocurre en Lugones.

-¿Santa Isabel o El Carbayu?

-La romería de verdad de Lugones es El Carbayu. Santa Isabel ya no es una romería de prado como las que había antes, sino otra cosa. Es más bien un botellón. Una celebración en la que prima más el alcohol que otra cosa. El Carbayu sigue siendo la romería por excelencia de este pueblo y se mantiene más tradicional.

-¿Tiene pensado cómo vivirá la fiesta?

-Espero ir a la procesión, porque hace años que no puedo, y luego hasta la casa de El Puente Vieyu a comer el bollu con los amigos de toda la vida. Lo viviré con cierta morriña porque faltan muchos. Echaré en falta a mi padre, así como a los tres tíos por parte de mi madre, de los que dos fallecieron el 30 de agosto y el 2 de octubre del año pasado. Era la comida de la familia y ya van faltando muchos, pero es ley de vida y habrá que disfrutar lo que se pueda.

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