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Los criadores de pita pinta piden más apoyo institucional

El concejo cuenta con siete avicultores que reclaman profesionales que les ayuden a recuperar la raza autóctona

Ejemplares de pita pinta en Lugo de Llanera. A.D.F.

De tamaño medio, semipesada, ojos de color anaranjado, crestas y barbillas medianas, patas y pico amarillos con manchas negras, plumón negro y blanco y rojo y blanco. ¿Qué es? La pita pinta asturiana. Esta especie de gallina autóctona asturiana crece en Llanera. El concejo cuenta con un total de siete criadores registrados en las dos asociaciones (Asociación de Criadores de Pita Pinta Asturiana y Asociación para la Recuperación de Pita Pinta Asturiana) que agrupan a los avicultores que apuestan por esta raza natural del Principado y que fue recuperada por el biólogo Rafael Eguiño. La limitada rentabilidad que ofrece el animal, unido al desconocimiento de la raza, hace que sean pocos los empresarios que apuestan por este ave. Uno de ellos es Rufino Alonso, quien ya ha logrado varios premios con sus ejemplares y que lamenta la "falta de apoyos" para impulsar la cría de esta especie por parte de la instituciones regionales.

"La gente que prueba la pita asturiana no quiere otra cosa. La carne es mucho mejor y tiene un sabor muy característico", explica Alonso sobre esta especie que lleva criando desde 2008, porque un amigo le metió "en el mundillo". "Al principio empiezas con cuatro pollos, y cuando te quieres dar cuenta tienes 60", asegura este avicultor jubilado, que trata de impulsar la raza autóctona "por entretenimiento".

Pese a que gusta entre el público, a ojos de Alonso uno de los principales problemas que está teniendo la pita pinta para despegar es el precio. "A los compradores les gusta, pero no quieren pagar lo que valen, porque les parece caro", relata el llanerense, que asegura que una gallina asturiana tiene un precio que "ronda los 25 euros".

La alta cotización de estos animales viene por su alto coste de mantenimiento. "Si las quieres criar bien, sin cruces genéticos y en buenas condiciones te tienes que dejar mucho dinero en piensos, incubadoras y material. Además, es una raza que no engorda muy rápido y la mayoría de productores somos pequeños, por lo que nos cuesta más abaratar costes", afirma.

Precisamente, para intentar que las pitas pintas crezcan con mayor rapidez, algunos productores realizan cruces genéticos de la variedad astur con otras razas de engorde más rápido. "Aquí es muy complicado encontrar negocio a corto plazo haciendo bien las cosas. Mucha gente está optando mezclarlas, y eso va a terminar por eliminar la gallina autóctona", asevera.

Uno de los muchos problemas a los que se tienen que enfrentar los productores es que la genética de esta raza aún no está del todo formada. "Tenemos más o menos claros cuáles son los patrones morfológicos, pero es muy complicado conseguirlos todos. Por ejemplo, cuando buscas un tamaño de cresta concreto y juntas dos animales para conseguirlo, pierdes, por ejemplo, el color en las patas. Y así sucesivamente", lamenta Alonso, quien también pide ayuda a las instituciones para tratar de subsanar esta carencia. "Deberían de poner medios para recuperarla. Si contratasen a profesionales para investigar en esta línea, la situación de la producción mejoraría", agregó.

Además de para tratar los problemas genéticos o veterinarios de la pita pinta, el criador también pide al Principado inversiones para promocionar esta raza autóctona. "Deberían dar ayudas a los criadores para que apuesten por esta raza, y también deberían incentivar a las empresas regionales del sector agroalimentario para que apuesten por ella. Es una lástima. Si Cataluña, Galicia o País Vasco tuviesen una especie de gallina propia seguro que apostarían más por ella", sentencia.

Desde que comenzase su andadura en la cría de pita pinta, allá por 2008, los ejemplares de Alonso han sido laureados en Carreño, Langreo y otras ferias del Principado; si bien, este tipo de premios no supone "una inyección económica" para su granja. "Si a una gallina le dan un premio no me merece la pena venderla por el dinero que me van a dar. Me la quedo e intento criar con ella", explica este productor llanerense que trata de "tirar hacia adelante por una afición muy guapa y asturiana".

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