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Un "Paisano del año" que endulza la vida

Las fiestas de la Salud homenajean al vecino de Meres Esteban Fernández, afamado pastelero y creador de dulces exquisitos

Esteban Fernández Cimadevilla.

Dejó escrito Luis Antonio de Vega en su Guía Gastronómica de España que los asturianos lo desconcertábamos porque éramos unos comilones magníficos, teníamos una cocina espléndida, disponíamos de unos productos vegetales y animales soberbios y luego, resulta, que éramos aficionados a la dulcería.

No sé qué tiene que ver una cosa con la otra, por lo que no entiendo lo de su desconcierto, tampoco nos lo puede aclarar, pero los llambiones siempre existieron y existirán gracias a personajes como Esteban Fernández Cimadevilla, empecinado desde su profesión en endulzarnos la vida, fundador del Horno La Vallina en Hevia y creador de las minivallinas, unos dulces que gozan del título de exquisitos y que han alcanzado justa y merecida fama en toda la zona central asturiana y que dan tipismo como originarias del pueblo de Hevia, y ahora elaboradas en su obrador de La Carrera.

Esteban nació en el pueblo sierense de Meres en 1935, y de niño, con nueve años, ya tuvo que enfrentarse a la primera crisis de su tiempo en plena postguerra, dedicándose a servir de criado en caserías cercanas a su lugar de origen para obtener su manutención, más tarde estuvo de tejero en San Juan del Obispo y tras pasar por la cerámica Ruisánchez en El Berrón, entró de aprendiz en la desaparecida confitería Garal en la ovetense y castiza calle de Cimadevilla, pero al crearse la que sería afamada confitería Sta. Cristina en 1953, sus propietarios de entonces Senén Bobes y Mari Carmen García, contrataron al inquieto y prometedor aprendiz, para ponerse a las órdenes del pastelero catalán Jesús Garriga y dar modernidad al nuevo establecimiento ovetense.

Los catalanes -nos dice Esteban- eran en aquel tiempo la flor y nata de la pastelería nacional, hoy quizás ya no lo sean tanto, nos asegura. Total, que nuestro personaje, terminó sustituyendo como maestro confitero al catalán y allí estuvo 28 años hasta que se independizó, compaginando este trabajo con las labores propias del campo, ya que en su casa contaban con varias cabezas de ganado, así que Esteban nada más bajarse de la Lambretta o del posterior 600, a cambiarse de ropa y a la otra faena agrícola-ganadera, hasta que en el año 1981 montó su propia empresa arropado por sus tres hijos, creando elaboraciones que dan nombre y renombre a la marca La Vallina; los pasteles miniatura al peso los popularizó en toda la zona, turrones de la casa y las minivallinas famosas ya citadas.

Cuando le preguntamos si han cambiado los sabores de los pasteles en estos sesenta años de pastelero nos asegura que no, que utilizando los huevos, azúcares, harina, manteca y frutos secos de calidad, que son los productos básicos en la profesión, no tienen porqué cambiar los sabores.

Algo ha cambiado, continúan los gustos, no así las mismas costumbres, pero mientras contemos con maestros pasteleros como Esteban Fernández Cimadevilla, el futuro de le profesión está asegurado.

La Sociedad de Festejos "Virgen de la Salud" ha tenido a bien conceder con todo merecimiento el título de "Paisano del Año" a nuestro vecino Esteban Fernández Cimadevilla, cuyo curriculum acabamos de leer. Nos faltan muchas más cosas por citar. Por ejemplo que empezó a cortejar en Hevia en el año 1954 contrayendo matrimonio dos años después con Basilisa García Muñiz, la popular y recordada Lisi, vecina de La Vallina, nieta de Málio y fallecida muy joven. Tuvieron dos hijos que sobrevivieron unas semanas, hasta que llegaron los gemelos Jorge Alfredo y Aquilino Esteban, naciendo posteriormente María Luisa recibiendo el nombre de su abuela.

De sus respectivos matrimonios de sus hijos con Elisabet, con Ana y con Adriano, nacieron los nietos Adriano, Pablo, Andrea, Pelayo, Noelia y Diego.

Aparte de su vida familiar y de su vida laboral, Esteban, al igual que muchos jóvenes de hoy, desarrolló una importante labor en el pueblo. Formó parte desde varios cargos de la Cooperativa de Aguas cuando su fundación a primeros de los años sesenta.

También fue miembro del Coro Parroquial en tiempos del párroco Don Cristino González Velasco su fundador, coro dirigido por el maestro Miguel Suárez Criado que por el día era profesor de música en el Seminario Metropolitano y por la noche tocaba el piano en el cabaret El Suizo de Oviedo.

Finalmente, tenemos que hacer referencia a la pertenencia de Esteban a la Comisión de Fiestas "Virgen de la Salud" en tiempos de mi padre de presidente. Eran los tiempos de programas con el concurso de Canción Asturiana por donde pasaron los principales ases de la tonada, el de escanciadores de sidra que ganó en dos ocasiones nuestro vecino Pepín Nachón de Orial, aunque en aquel tiempo vivía en Brañes y era Pepín el de Eugenia antes de casarse con Marisa de Ángel de Velicos. Organizaban también el concurso de Pintura al aire libre que en una ocasión ganó el hoy afamado pintor Miguel Ángel Lombardia. Los que vivimos aquellos años, presenciamos películas del Gordo y el Flaco en el prau de la fiesta; la visita no sin grandes dificultades por la cuesta del Palacio del inolvidable Pinín que de Pinón y Telva ye sobrín, montado sobre el madreñogiro, y lo que consideramos más importante de aquel tiempo: se creó la figura del "Paisano del Año" que en aquella primera ocasión recayó sobre Jerónimo Piquero "Jeromo Manolón" que era nonagenario.

Esteban no tiene esa edad, bastante años menos, pero es merecedor del "Paisano del Año" por toda una vida ejemplar en el trabajo, como asalariado y como autónomo. Como padre de familia y como colaborador de todas las actividades que a través de varias generaciones hicieron de Hevia el pueblo grande que hoy disfrutamos. Gracias Esteban por endulzarnos la vida en un mundo en ocasiones demasiado ácido y nuestra enhorabuena.

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