San Isidro (León),

L. CAMPORRO / J. E. M.

La zona de «Los Tubos», en el pico Agujas, situada en la parte intermedia de la estación de esquí de San Isidro, a una cota de casi 2.000 metros de altitud, fue el lugar elegido por la Guardia Civil para simular un rescate de cuatro supuestas víctimas sepultadas por un desprendimiento de nieve de la ladera del Agujas.

El supuesto partía de una emergencia provocada por un alud de nieve que enterraba a cuatro esquiadores que, también hipotéticamente, se encontraban realizando prácticas deportivas en las pistas.

La primera alarma llegaba de los propios empleados de la estación, que fueron los encargados de dar el aviso a una patrulla rural de la Guardia Civil, en este caso, del acuartelamiento de Puebla de Lillo, el puesto más próximo a la zona. El aviso llega así a la cabeza visible de la Benemérita en Castilla y León, el general Pedro Laguna, que, a la postre, es el encargado de diseñar la estrategia a seguir en el rescate.

El equipo de emergencia se pone en marcha. Los primeros guardias en llegar junto al personal de la estación se encargan de vallar la zona de influencia de desprendimiento por aludes, con el objeto de alejar a los miles de esquiadores que pueblan las pistas de San Isidro.

En el resto de pistas no es necesario detener los remontes. Ayer la operación de rescate comenzó a las once y media de la mañana. Supervisada por el general Laguna, a ella asistieron el subdelegado del Gobierno en León, Francisco Álvarez; el comandante de helicópteros, Miguel Recio, y otros mandos militares, como el subteniente del Grupo de Montaña en Asturias, José Luis Llamazares, que se encargaron de coordinar las operaciones, en las que participan más de sesenta personas llegadas de varios puntos de España.

Las brigadas van provistas de artilugios para verificar que las masas de nieve desprendidas eran estables y para buscar posibles medios electrónicos de los que pudieran ir provistos los esquiadores sepultados. Ayer, una de las supuestas víctimas llevaba localizadores, así que no resultó difícil rescatarlas rápido y con vida.

Tras este primer paso, llegó el turno de los perros, que también lograron buenos resultados poniendo a salvo a otros dos deportistas. Ante la imposibilidad de encontrar al cuarto deportista que resultó enterrado, los buscadores, dotados de varillas de aluminio de más de 3 metros, fueron peinando la zona casi centímetro a centímetro en todas las direcciones, hasta que uno de los guardias localizó algo parecido a un cuerpo y, de inmediato, palas en mano, se excavó hasta hallar a la cuarta víctima, una muñeca de plástico apodada «Conchita», cuyas constantes vitales, lógicamente, estaban a cero. El helicóptero fue evacuando, uno a uno, a todos los rescatados, salvo a «Conchita», que volvió a la maleta en la que descansará hasta las próximas prácticas.

Las labores de rescate fueron seguidas por muchos esquiadores. Ayer la estación de San Isidro registró cuatro mil usuarios, con uno de los mejores índices de asistencia de la temporada, al menos para un día laborable.

Al término de la intervención, el general Laguna mostraba su satisfacción por el excelente trabajo realizado por los participantes en el simulacro. En parecidos términos se manifestaba también el subdelegado del Gobierno en León, Francisco Álvarez, que elogió el buen estado físico, la pericia, la valentía y la abnegación de los agentes. Todo por mejorar la seguridad en las montañas para asegurar que en caso de accidente todo funcione lo más correctamente posible.