José A. ORDÓÑEZ

Mieres del Camino,

Las obras de la variante de Alta Velocidad ferroviaria de Pajares tienen dos caras bien diferenciadas. Una, la positiva, marca la senda de la modernidad para las comunicaciones de la región. Otra, la negativa, confirma un reguero de protestas vecinales en las localidades afectadas por el itinerario. Cortes de agua, carreteras repletas de tráfico pesado a todas las horas del día, voladuras nocturnas para ejecutar túneles o sendas rurales destrozadas son sólo algunas de los «daños colaterales» de la ejecución de este magno proyecto de infraestructuras, cuyo presupuesto supera los dos mil millones de euros.

Los problemas avanzan al ritmo que marcan las obras. Las protestas vecinales que surgieron hace ya más de un año en las comarcas leonesas por las que pasará el AVE se reproducen en estos momentos en Lena. Por lo que se refiere a esta vertiente de la Cordillera, primero, fueron los habitantes de las localidades más cercanas a las embocaduras de los túneles, entre ellas Los Pontones, Sotiello o Telledo, quienes dieron la voz de alarma sobre las consecuencias negativas de los trabajos. Ahora, esas críticas se extienden ya por todo el corredor de salida hacia la Meseta, desde Campomanes a la Pola, mientras los lenenses tienen claro que el impacto positivo del proyecto en la economía municipal que se les anunció no cumple, ni de lejos, las expectativas generadas. Al menos hasta el momento, la opinión vecinal sobre este particular es prácticamente unánime: la construcción de la Variante está trayendo más perjuicios que beneficios.

El tramo asturiano en superficie de la Variante va desde la embocadura de los grandes túneles bajo la Cordillera, de 25 kilómetros de longitud cada uno de ellos, hasta Pola de Lena, donde está prevista la conexión de la línea de Alta Velocidad con las vías del actual tendido de Renfe hasta Gijón. En este itinerario, de apenas 15 kilómetros, afloran varios focos de descontento vecinal. El primero, en cuanto a la localización geográfica, se sitúa a escasos metros de la boca de los pasos subterráneos. Los habitantes de localidades como Los Pontones, Sotiello o Telledo han protagonizado varias movilizaciones, entre ellas más de un corte de carretera, para reclamar medidas correctoras ante los perjuicios derivados de la ejecución de las obras. El presidente de la asociación vecinal, Miguel Ángel Iglesias, asegura que «hasta el momento, los trabajos de la Variante no nos han traído más que inconvenientes, sin que las administraciones hagan nada para solucionarlos, pese a las continuas denuncias que hemos hecho en diversos ámbitos». Caminos destrozados, fuentes sin agua, carreteras intransitables y excesos de velocidad por parte de los vehículos de las constructoras componen el capítulo de quejas del colectivo vecinal, que ya advierte de que la Variante está dejando una «enorme cicatriz» a su paso por el valle del Huerna, con un «daño medioambiental que será difícil de subsanar». Iglesias asegura que han exigido soluciones al Ayuntamiento de Lena, al Gobierno regional e, incluso, al delegado del Gobierno. ¿Resultado? «Sólo buenas palabras».

A escasos kilómetros de Sotiello, en dirección a la Pola, las quejas vecinales se reproducen en Campomanes. La segunda localidad en importancia del concejo ha sufrido varios cortes de agua desde que se iniciaron las obras y también capea como puede los inconvenientes del incremento del tráfico, sobre todo del pesado. Los vecinos, hartos de la situación, ya interrumpieron la circulación por la carretera de la N-630 en demanda de soluciones, pero, hasta el momento, han obtenido el mismo resultado que la gente de Sotiello y Los Pontones: Nada de nada. El alcalde pedáneo, José Antonio Arias, se queja del desinterés de las administraciones a la hora de solucionar los problemas de las personas que sufren la Variante a pie de obra. Hace poco tiempo se mostró dispuesto a fletar un par de autobuses a Oviedo para que los habitantes de Campomanes y de las localidades de sus inmediaciones pusieran de manifiesto su descontento ante las principales administraciones autonómicas y ante la Delegación del Gobierno en Asturias.

Con el avance de los trabajos en dirección a la capital del concejo, las quejas vecinales se extienden a nuevas poblaciones asentadas en las cercanías de los trabajos para la Alta Velocidad. Una de ellas es Ronzón, donde, recientemente, se ha construido una planta de hormigón para las obras que ha despertado todo tipo de recelos entre el vecindario. Nicolás García, que reside en el pueblo, asegura que las máquinas y los vehículos de la Variante han destrozado casi por completo el camino que llega hasta Pola de Lena. Al tiempo, denuncia la existencia de un vertedero situado a apenas veinte metros de Ronzón en el que, según indica, «las empresas depositan todo tipo de aceites, con el riesgo de que se puedan filtrar hacia los manantiales subterráneos».

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