Lo de ir a Avilés se ha puesto chungo. La nueva ordenanza de tráfico aprobada por su Ayuntamiento lo prohíbe prácticamente todo. No se puede correr, saltar, agruparse en la calle, esperar al autobús fuera de la marquesina, patinar con exceso de velocidad, ir en una bici sin timbre. En este plan, hay serias posibilidades de ser multado por cualquier causa. Esto me recuerda una viñeta en la que se veía a un guardia en medio de una plaza con la libreta en la mano junto a una señal de prohibición con un signo de interrogación en el centro. Alrededor había niños en monopatín, una señora paseando al perro, un tipo tumbado sobre el césped, un anciano alimentando las palomas, una pareja haciéndose arrumacos. Y todos podrían ser sancionados.

Quizás este arrebato prohibicionista sea consecuencia de la llegada de famosos a la ciudad a cuenta del Niemeyer. Para no molestar a Brad Pitt la próxima vez que venga, se pretende impedir que la población ni tan siquiera pestañee. Si una ordenanza parecida se aprobara en Mieres, se armaría la de San Quintín. En el trayecto desde el despacho hasta casa he visto unas doscientas conductas sancionables. Corrillos de gente ocupando la acera, niños gritando a un volumen muy por encima del permitido jugando al fútbol en plena calle peatonal. Tres mozalbetes, ya colocados a las ocho de la tarde, aullaban oé-oé-oé y se propinaban aparatosos empujones. Esquivé a dos chavales en monopatín perseguidos por un ciclista. Un paisano escupió. Una mamá arrojó al suelo un envoltorio de plástico. Si se hubiera desplegado la Policía Local en la zona, en cinco minutos se habría recaudado dinero suficiente como para sufragar la reparación de los parquímetros, que tienen una alarmante tendencia a estropearse. Por cierto, que ya reluce el árbol de Navidad iluminado por la Asociación «Santa Bárbara». Lástima que, para que nadie lo fastidie, deba estar protegido por una valla. Y parece que este año las brillantes cajas de regalo, que eran inmediatamente destrozadas a patadas, se sustituyen por basura. Así, la decoración aguantará hasta Reyes.