Ganador del XXI Premio Teodoro Cuesta de Poesía

Mieres del Camino, C.M. BASTEIRO

Elías Veiga (Allande, 1972) acaba de proclamarse ganador de la XXI edición del Premio Teodoro Cuesta de Poesía. Se hizo con el prestigioso galardón gracias a la obra «Testamentu», un repaso en verso a una forma de vida, a algunos de los elementos que conforman la identidad asturiana y, por extensión, a la del propio autor. Ha publicado dos poemarios, «La tierra fonda» (2004) y «Robinson astur» (2008). Actualmente, es el encargado del archivo municipal de Tineo y de la Casa de Cultura de Navelgas, un trabajo que no le deja tanto tiempo para escribir como le gustaría «pero, según están los tiempos, está como para quejarse».

-¿Se ha hecho con el premio a la primera o ya se había presentado para el Teodoro Cuesta?

-Sí, había presentado poemarios antes y no será mi última vez.

-¿Qué sintió al saberse ganador del premio?

-Estoy muy contento, ya que estamos hablando de uno de los premios literarios más prestigiosos de Asturias.

-Comparte galardón con muchos referentes de la poesía.

-Sí, es un honor compartir este premio con los anteriores ganadores, entre los que hay escritores que admiro mucho.

-Se presentó con el seudónimo «Truébanu Solitariu», ¿por qué ese apodo?

-Simplemente se me ocurrió cuando iba a cerrar el sobre, no hubo ningún otro motivo. Aunque quizás tiene que ver con que «Testamentu» es un poemario ciertamente antropológico.

-¿Qué más puede decir de esta obra?

-Si entendemos «Testamentu» como el acto por el cual una persona deja unos bienes después de muerto, me pareció un título adecuado porque los bienes de mi testamento son los poemas que cuento como testigo privilegiado de mi propia vida y del lugar y del tiempo que me tocó vivir y sentir. En este sentido, es una poesía deliberadamente atlántica, donde los escenarios rurales, la naturaleza y la mitología se mezclan para conseguir cierto toque mágico y también, como decía antes, antropológico. Es un homenaje a una forma de vida, la asturiana en general y la suroccidental en particular.

-¿Está escrito íntegramente en asturiano occidental?

-Así es. En los otros poemarios usé mayoritariamente el asturiano estándar intentando aportar mi grano de arena a la normalización de la llingua. En este poemario utilizo la variante occidental como ejemplo de esta riqueza lingüística que me permite expresarme, por motivos personales, de una forma más emotiva y cercana. Es un homenaje a ese territorio mítico e infinitamente bello que conforman, especialmente, los concejos de Allande, Cangas y Tineo, un territorio que para mí es como un faro que me guía por los caminos de la vida.

-Parece muy personal.

-En definitiva, lo que hago en «Testamentu» es dar fe o levantar acta de aquellas cosas que viví, soñé o sentí y que ahora me hacen ser Elías Veiga.

-¿Y desde cuándo escribe Elías Veiga poesía?

-Creo que desde la escuela. Decir que era por afición suena un poco banal. Era, salvando las distancias, por lo mismo que ahora; una necesidad, una necesidad por comunicarse y entender el mundo y, por extensión, a uno mismo.

-Tiene poemarios publicados que están ahora mismo en el mercado literario. ¿Cómo valora la situación actual la poesía en asturiano?

-Para valorar la poesía y la literatura asturiana hay que situarla en el contexto social actual. Estamos en un contexto bastante triste, de marginación y, en muchísimos casos, de persecución. Hubo interés en politizar todo lo referente a la llingua, mucha mala fe en no querer diferenciar lo que es patrimonio histórico y riqueza cultural de otras cosas sin sentido.

-¿Cómo afectó esa politización a la llingua?

-Creo que cuando algún asunto se politiza es por que algo está fallando en el sistema democrático. Una de las características de la politización de la llingua es que afecta tanto o más en los ámbitos sociales y culturales que en los políticos. Por ejemplo yo conozco gente que está opositando en Galicia y aprendió gallego y dicen que el asturiano no lo entienden. Increíble. Eso es fruto de décadas de marginación y desprecio, como si aquí habláramos de siempre el castellano de Burgos. Para mí es un claro ejemplo de apartheid lingüístico y cultural. Y de muy poca autoestima. De ahí la escasa o nula presencia en los medios de comunicación y en los planes de estudio de los centros de enseñanza donde se ofrece como asignatura opcional. En este contexto, sólo podemos hablar de milagro ante la enorme calidad de nuestra literatura y de nuestros escritores.