Cuitunigru (Lena),

Andrés VELASCO

Los años no pasan en balde para nadie, pero Miguel Indurain demostró ayer que todavía tiene piernas para la bicicleta. Tras ocho horas en la carretera, el pentacampeón del Tour de Francia coronó ayer Cuitunigru en el marco de la marcha cicloturista organizada por Unipublic y en la que se reprodujo exactamente el trazado que el próximo 3 de septiembre recorrerán los corredores de la Vuelta a España entre Gijón y el alto lenense. Pese a su buen estado de forma, Indurain no cruzó el primero la meta. El honor de ser el primer hombre en alzar los brazos en Cuitunigru fue para un cántabro, Eduardo Cosío, que sacó en meta casi 10 minutos al segundo clasificado y 44 al campeón navarro.

En el alto de Cuitunigru estaba todo preparado para la llegada de los corredores. Decenas de aficionados se repartían a los lados de la recién asfaltada pista entre la base de la estación de Valgrande-Pajares y la cima aguardando a los ciclistas, sobre todo de uno. Al número uno. Y allí, apareció Indurain. Se hizo de rogar, puesto que la diferencia entre el ganador de la prueba y el navarro fue notable. Había nervios, y los amantes del ciclismo tenían ganas de ver a su ídolo.

Con su gran envergadura y su particular forma de pedaleo, a las tres y media de la tarde asomó por las rampas finales del Cuitunigru el pentacampeón del Tour. Llegaba cansado, tras 190 kilómetros de recorrido y siete horas y 55 minutos sobre la bicicleta. Sin casi tiempo para descansar después recorrer la que será la decimosexta etapa de la Vuelta España, Miguel Indurain valoraba que lo que se avecina para los ciclistas va a ser «duro», y destacó el «exigente» tramo final, con rampas del 24%, del Cuitunigru. «Es un final corto, de apenas 3 kilómetros, pero muy duro», sentenció.

En toda la etapa «hay que regular mucho, ya que el alto San Lorenzo tiene porcentajes duros, y luego viene la Cobertoria y después Pajares, conocido por todos, que es muy largo y aunque hoy hemos venido bien, una cosa es ir a este ritmo y otra estar disputando una etapa y jugarte la Vuelta a España». Sobre sus sensaciones, Indurain confesó que pese a «ir bien», hubo un tramo en el que «me piqué un poco y claro, luego lo he pagado», bromeaba.

El corredor navarro, que curiosamente no cuenta en su amplísimo palmarés con ninguna Vuelta a España, tampoco quiso hacer pronósticos sobre quien se llevará esta edición de la ronda española. «Los favoritos se han empezado a dar leña desde el principio, y habrá que ver como llegan de fuerzas a estas etapas tan duras como las que se corren en Asturias», destacó el ex ciclista profesional, que puso como ejemplo al ganador de la pasada edición: «El año pasado se vio que Cobo empezó más tranquilo y luego llegó más fuerte», ganado incluso en el Angliru. «Alguno de los que están peleando en la cabeza seguro que en Madrid no están como ahora», zanjó.

Indurain también mandó un mensaje de apoyo para Lance Armstrong. «Es el más grande en el Tour», dijo el navarro sobre su colega texano. Y es que para Indurain carece de importancia el volver a ser de nuevo el hombre con más triunfos consecutivos en el Tour (5), honor que recuperaría si a Armstrong le quitan finalmente los siete que ganó. «La historia está escrita, le puedes dar vuelta, la puedes contar como tú quieras, pero el es el más grande en el Tour, lo ha demostrado y quedará ahí», reiteró.

Tras atender a los medios, Indurain se dio un baño de masas, firmó autógrafos, se hizo fotos con los aficionados y también bajó a la base de la estación para participar en la entrega de trofeos al ganador. Allí, junto con el director general de Deportes del Principado, José Ramón Tuero, y el director de la estación invernal, entregaron una placa y un ramo de flores al vencedor, Eduardo Cosío. El cántabro, ciclista amateur de 34 años, invirtió 7 horas y 11 minutos en la etapa. «Ya puedo contar que he ganado a un campeón del Tour», bromeaba tras cruzar la meta. Cosío, que destacó la dureza de las últimas rampas del puerto, subrayó el carácter afable de Indurain en la etapa. «Ha sido muy agradable», aseguraba el cántabro, que confesó que para él, correr con el navarro «ha sido cumplir un sueño».