No son buenos tiempos para extremismos y fundamentalismos, pregonan nuestros gobernantes, pero mucho menos para la indiferencias, porque el inmovilismo es el peor enemigo de la democracia. A lo largo de la historia los modelos políticos que perduran y han sobrevivido son aquellos que con su evolución han respetado los principios de dignidad, libertad y justicia. Son precisos valores democráticos firmemente asentados y planteamientos políticos bien definidos no interesados, ajenos al autoritarismo, a la prepotencia y a la arbitrariedad en todos los ámbitos para dotar de credibilidad al propio sistema, decirles basta con la verdad como arma al poder, así como a los que mal ejercen o se esconden cobardemente detrás de él. «Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos», dijo Napoleón Bonaparte.

No son elementos ajenos a la degradación de la vida pública otros factores, como el ascenso de cierto fundamentalismo político que lo revuelve el partido gobernante satanizando a los que no piensan igual o tratando que el ciudadano piense solo en su trabajo, que no pida, que no se reclame ni denuncie el deterioro que se produce en los contenidos y valores democráticos. Quizás sea necesario recuperar aquellas ideas conocidas y que parecen olvidadas, como que el poder emana del conjunto de la sociedad, del pueblo. Nos conviene no olvidar el precio tan caro que se paga cuando perdemos la democracia.

Ejemplos hay bastantes, por eso debemos de estar atentos y expectantes contra las agresiones que el partido gobernante quiere implantar para minar el sistema. Las criticas a los partidos políticos y a su funcionamiento no se debe nunca generalizar y prestar mucha atención a la perdida de representatividad que pregona la derecha no es más que la burocratización de la política a la proposición de respuestas limitadas a necesidades especificas, reforzando el individualismo en detrimento de los grandes proyecto de futuro.

El debate debería de permitirnos responder a una pregunta: ¿Es necesario mas que nunca retomar una nueva función pedagógica de los partidos de izquierdas como instrumento de mediación para que realmente hagan posible la reflexión, el dialogo libre y el intercambio de opiniones? Para agravar más el problema, están calando las dudas sobre la honradez de la clase política, con todo fundamento dado la larga lista de casos de corrupción y la catadura moral de algunos políticos que provoca el resentimiento de la mayoría de los ciudadanos. Esos lamentables hechos algunos individualidades otros colectivos, minan el sistema democrático. Deberíamos de optar entre lo ético y lo incorrecto, entre lo legal y lo ilegal, entre lo que debe de ser y lo que es, en España se hizo el discurso fácil que la corrupción marcho con los socialistas y por tanto el fenómeno ya no existe y no es preocupante gran error.

Es falso y peligroso, porque el partido gobernante prende de nuevo la llama de la corrupción y la acción de los corruptores, la corrupción ha estado presente por desgracia en los diferentes sistemas de una u otra manera. No es extraño ver como este tipo de gobernantes de nuevo cuño que por desgracia no son pocos, en lo único que piensan es en enriquecerse colocar a los suyos y llevar «sus fondos» en paraísos fiscales.