Profesora de la Universidad de París Est Marne

Mieres del Camino,

Andrés VELASCO

Christine Delfour, profesora de la Universidad de París Est Marne la Vallée y colaboradora externa del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo, visitó el pasado jueves el campus de Mieres para dar una conferencia sobre el populismo en América Latina. Catedrática de Ciencias Políticas, ha estudiado con detalle la situación de países como Bolivia, Ecuador y Venezuela.

-¿Cómo definiría el populismo?

-En esa palabra se asocia la relación particular que tiene el líder y el pueblo. En nuestros países occidentales se asocia también a la emergencia, hipotética o no, de líderes autoritarios sabiendo también que el populismo está ligado a periodos de crisis y de ruptura, en el que las elites políticas han fracasado. Entonces emergen líderes carismáticos que se asocian a esa idea de populismo. El populismo viene a ser una herencia del caudillismo.

-Nicolás Maduro acaba de ganar las elecciones en Venezuela. ¿Gracias al difunto Chávez?

-Me llamó la atención el resultado de la pugna entre Maduro y Capriles. Hubo muy poca diferencia pese a que hacía poco tiempo que había desaparecido Chávez y la estructura política y organizativa en el país se mantenía. Pensaba que los resultados iban a ser más a favor de Maduro. Eso plantea muchas cosas, desde luego hay una polarización de la sociedad. También refleja el protagonismo del líder. Cuando se muere esa figura carismática se muere el sistema con él, aunque lo haya dejado atado y bien atado como fue el caso de Chávez.

-Hay quienes dudan de la legalidad de las elecciones en Venezuela.

-Se ha respetado la democracia porque los observadores internacionales no denunciaron casos de fraude. La línea de Estados Unidos de reconocer a Maduro no me extraña, no hay que olvidar que el cliente más importante en materia de petróleo de Venezuela son los Estados Unidos. Hay un desfase entre el discurso ideológico y la realidad económica. Los resultados tan justos evidencian que a pesar de todo funcionó la democracia. Si hay algo que es característico de esos nuevos populismos es que nunca han cuestionado la democracia. La han podido desvirtuar, queriendo aferrarse al poder como el caso de Chávez, o moviendo la constitución, pero el procedimiento lo respetan. Otra cosa es la calidad democrática. Pero no van a dar un golpe de Estado. No está de moda.

-¿Espera continuidad en Venezuela?

-Espero que no se polarice más la situación, y creo que ni Maduro ni Capriles quieren eso. Además, hay otro factor muy importante, que es el ejército. No hay que olvidar que Hugo Chávez era un militar, aunque él, fuera más que dentro del país, intentó hacerlo olvidar. Usaba los medios de comunicación para acercarse al pueblo, pero no deja de ser un militar.

-Usted es experta en Bolivia. ¿Las figuras de Evo Morales y de Chávez son comparables?

-Yo creo que no. Conozco bien Bolivia y a Morales desde hace muchísimos años. Son contextos sociales y políticos distintos. Si es cierto que hay un elemento común que hace que emerjan tanto uno como otro, que es el descrédito de los partidos políticos tradicionales. Pero el contexto étnico, el desarrollo, la historia política y social, es todo distinto. Los dos son carismáticos, es evidente. Pero Morales es un indígena, líder sindicalista, con toda esa tradición sindical boliviana heredada de la revolución nacional popular de 1952. Chávez no, era un militar, mestizo, que eso es muy importante en un país como Venezuela. En Bolivia hay un discurso indigenista, que no es el mismo discurso que en Venezuela.

-¿Es inamovible en el poder Morales?

-En realidad no tiene rivales para lo contrario. Evo Morales está ahí por muchas razones y legítimamente. Por primera vez hay un indio en el poder cuando la mayoría de población es indígena. Yo creo que es lo normal. Lo que era anacrónico era lo de antes, que lo político estaba totalmente cercado para la elite blanca. Que Evo esté en el poder, que parece un hito increíble, debería ser lo más normal. Él surge en un momento en el que los partidos políticos tienen un descrédito absoluto. Imagínese como era ese hartazgo para que la gente rompa la tendencia y vote por un indígena. Y por ahora no hay oposición, no tiene rivales con líderes válidos.

-Políticos como Morales o Chávez , ¿son impensables ahora mismo en España?

-Son mundos muy distintos, y por eso no sería posible. Aquí pueden surgir otro tipo de líderes, como por ejemplo (Silvio) Berlusconi en Italia. Pero en todo caso no tiene nada que ver, los valores que quiere proyectar al pueblo son diferentes. Yo diría que no se puede transponer.

-Incluye al presidente de Ecuador, Rafael Correa, entre los líderes populistas de América Latina. ¿Es comparable a Morales o Chávez?

-No se puede meter en el mismo saco, pero también tiene recursos retóricos del populismo. Lo que no tiene es ese lado indigenista de Morales y Chávez, porque ha habido integración de representaciones indígenas en otros gobiernos anteriores al de Correa, pero ahora se han retirado. En el populismo entra en la soberanía de los recursos, y en ese sentido, Correa es populista. También en su forma de ser, puesto que tiene elementos carismáticos, aunque sean diferentes a los de Chávez o Morales.

-En Europa, ¿se tienda más al partidismo que al populismo?

-Una de las características del populismo es precisamente el descrédito de los partidos políticos. Si surgen gente como Evo Morales o Chávez es porque los partidos son caducos, ya ha pasado su tiempo como actores. Si das la vuelta a Europa, en muchos países, los partidos de izquierdas están bastante desacreditados y sin rumbo, sin líderes. Si ves los partidos derechas, igual. La gente no tiene ganas de votar. Estamos en un mundo donde hay una constante que se está dibujando de partidos tradicionales que están en un impasse. No sabemos lo que va a surgir, pero podemos estar en Europa en un momento propicio para que surjan líderes carismáticos que puedan movilizar al descontento.

-¿Debe aprender algo Europa de América Latina?

-Si. Hay figuras, que me parecen fundamentales, que por lo menos en mí país, Francia, no hay. Por ejemplo el sistema de referéndum revocatorio. Esto significa que el Presidente pueda decir en un momento determinado que se ve incapaz de gobernar por una serie de problemas, y que entonces convoque un referéndum para que el pueblo decida si lo revoca o no. Eso en Bolivia ha pasado. Aquí la única solución que hay es disolver el parlamento, convocar elecciones y romper el sistema.

-¿Deben renovarse los sistemas electorales?

-Mire, en Francia, por ejemplo, la gente quiere que haya un sistema más proporcional, de manera que los pequeños partidos, como Los Verdes, puedan tener representación en las diferentes administraciones. Sería muy bueno darle más proporcionalidad al voto. Yo pienso que todos tienen que estar representados en las administraciones, porque todo el pueblo y las sensibilidades políticas tienen que tener voz.