La Casona de Campomanes, en Lena, se convirtió ayer en un improvisado pupitre de Babel. Un total de trece profesores de distintos países de Europa participaron en el acto central del encuentro del programa Comenius que estos días se está celebrando en el Centro Rural Agrupado (CRA) de Campomanes. El acto se abrió con una animada charla sobre las experiencias docentes de cada participante y finalizó con un desayuno. Entre zumo de naranja y tostadas, los profesores hablaron de los puntos fuertes de sus sistemas educativos y alabaron lo mejor de las escuelas asturianas.

El director del CRA Campomanes, Rafael Menéndez, ejerció como maestro de ceremonias. "Es un honor tener a estos invitados, porque es una oportunidad para mostrar lo mejor de nuestra cultura", explicó. Una labor en la que también colaboraron los alumnos, con una exhibición de bailes tradicionales y una degustación de la gastronomía de la zona.

Una forma de expandir la cultura a lo largo y ancho de Europa. En Campomanes, estos día, se dan cita docentes de Islandia, Alemania, Gales y Noruega. Desde este último país ha llegado Rrune Ask, un buen conocedor del sistema educativo en España: "Ya he visitado el país en varias ocasiones, todas a través del programa Comenius". Lo que más le gusta de las aulas españolas, y de las asturianas en particular, es el "contacto y el compañerismo que demuestra el personal docente". Lo que menos, se atrevió a decir, lo temprano que empieza la escolarización de los niños españoles.

En Noruega, explicó ayer durante el desayuno, los jóvenes inician sus clases a los seis años. "A los tres años es demasiado pronto, los pequeños tienen que tener tiempo también para jugar y disfrutar de una vida sin obligaciones ni preocupaciones", señaló Ask. El tardío inicio de la escolarización en Noruega, considera, puede estar relacionado con las ayudas que reciben los padres. La mamá puede disfrutar de un año entero de baja laboral, pagada, y más tarde cuenta con facilidades para acceder a la guardería. Los papás pueden coger también varios meses de permiso para compartir la experiencia.

La implicación de las familias en la vida educativa es lo que más admira Hlinur Thorbalsson, profesor de Islandia, en el sistema educativo de su país. "Contamos con un programa amplio que permite la participación de los padres o los abuelos en el día a día educativo de los niños", explicó.

A la galesa Beth Melen, lo que más le gusta de sus escuelas es el contenido curricular dentro de las aulas. Según señaló ayer, "desde el primer ciclo aprenden cosas prácticas, adquieren habilidades para la vida adulta". Una afirmación que también hacen sobre Alemania las docentes Nadine Prissler y Ute Kemph. Lo que más les ha llamado la atención en su visita a Asturias es la existencia de colegios rurales tan bien equipados para tan pocos alumnos.