Reflexiones y análisis acerca de la Poética como género generador, el cine entre las artes y el problema de la verdad en su marco. Toda una declaración de profundas intenciones con las que Pablo Huerga Melcón arrancó en la presentación de su libro "La ventana indiscreta. Una poética materialista del cine". El acto, celebrado en la Casa de La Buelga de Ciaño, fue organizado por "Cauce", en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. El escritor fue presentado por los profesores Nacho Fernández de Castro y Pepe Parejo quienes destacaron las preguntas que se hace el autor, yendo a la raíz con una mirada materialista y un ejercicio de orientación y desorientación sobre algo tan vital como "la verdad".

Pablo Huerga, profesor de Filosofía en el instituto gijonés Rosario de Acuña, destacó que su obra "analiza el arte del cine desde el materialismo filosófico, partiendo de la Poética de Aristóteles, y de un discurso de Gustavo Bueno sobre un fragmento de la misma". El libro aborda el viejo problema de la proximidad entre el arte y la ciencia, y por ese motivo retrocede hasta las ideas de Aristóteles, primer filósofo que atribuyó a la Poética (en la que caben todas las artes) un carácter más científico que el que cabría atribuir a la Historia, porque "la primera no trata sobre lo que pasa sino sobre lo que debería ocurrir". Aristóteles plantea que todas las manifestaciones históricas de la Poética tienen un planteamiento, un núcleo y un desenlace, por eso "el cine es la Poética del siglo XX".

Pero el escritor no se quedó en la revisión de Aristóteles para la redacción de su libro, sino que aplicó la teoría del "Cierre Categorial" de Gustavo Bueno para determinar el campo "gnoseológico del cine". El escritor da la vuelta a la cuestión de la verdad en el cine y plantea que "el campo cinematográfico está constituido por partes materiales y formales, partes que también se constatan en el resto de las artes, todas ellas articuladas por la idea de la acción en presente dramático". Una vez despejadas las partes materiales y formales, organiza el campo cinematográfico y los géneros tradicionales según los principios ontológicos, introduciendo dos correcciones semánticas acerca del carácter propio e impropio de la cinematografía, junto con su condición de drama o tragedia.

Siguiendo este itinerario, Pablo Huerga concluye que "el cine es una genuina ciencia de las llamadas humanas". En virtud de ello, utilizó distintos estratos metodológicos para el cine, en función del carácter propio o impropio de la narración. De ahí surgen cuatro modalidades, definidas a partir de la dialéctica de la materia y la forma cinematográfica, modalidades que aparecen detalladas en su libro.