Unas clases de cine. Así está siendo la experiencia que están teniendo los alumnos de Langreo con el director Marcos Merino ("Remine"), que a lo largo del mes de abril está impartiendo, a unos 600 alumnos de ESO y Bachillerato, unos talleres de alfabetización audiovisual y cultura minera. Las primeras actividades ya se han llevado a cabo. Entre ellas, la de visualizar su documental sobre la última gran huelga minera.

En esta experiencia también participa Marta Crestelo, productora de "Remine". Los talleres también se centrarán en dar a conocer las claves del lenguaje audiovisual. "Es importante que los chavales sepan que lo que ocurre en una pantalla es casual, siempre hay una intencionalidad", expuso Merino.

Por su parte, los alumnos del Santo Domingo de Guzmán de Mieres también recibieron una clase de cine. Tom Fernández mantuvo un encuentro con los escolares, en los que les explicó su amplia experiencia en las pantallas: desde su labor como guionista en la serie de televisión "Siete Vidas" hasta su trabajo con director en "¿Para qué sirve un oso?" y "La torre de Suso".

"Escribir un guión humorístico es difícil", les explicó el cineasta a los jóvenes, que estaban entusiasmados con la visita. Antes de su encuentro, habían trabajado en clase las películas "La torre de Suso" y "Pancho, el perro millonario". El cineasta también explicó su paso de la televisión al cine, dos géneros que le gustan y en los que se encuentra igual de cómodo. El equipo docente y la dirección del centro se mostró muy agradecida por la visita de Fernández: "Nos obsequió con dos horas de charla, algo de agradecer y estaremos encantados si vuelve a visitarnos", señalaron.

Los alumnos también están encantados tras la visita del director de cine. Preguntaron, sobre todo, por la relación con los actores y las dificultades técnicas que pueden aparecer durante un rodaje. Tom Fernández les dio un consejo que ellos esperan seguir fielmente: grabar siempre con una cámara los mejores momentos de su vida. Para finalizar, animó a los alumnos a que se atrevieran a coger una cámara y convertir en imágenes sus propias vivencias. Después de un largo aplauso, Tom Fernández se comprometió a volver a visitar el centro.