El último día de las fiestas de Sama, la jornada de la jira, se celebra a dos velocidades. Una, la de los adolescentes y los jóvenes, más acelerada. Vasos de cachi, garrafas de agua de cinco litros cargadas con calimocho, licores (cualquier cosa menos su contenido original), sidra, carreras, resbalones, risas, ropas empapadas, besos furtivos en las esquinas. Todo ello, en el lugar en el que tradicionalmente se ha celebrado la jira: el área recreativa de La Joécara. La segunda jira es más sosegada, la "oficial" de la organización de la fiesta, para los adultos, con muchas empanadas, tortillas, chorizos, bebidas en vasos de cristal y no de plástico, servidas en las terrazas de los bares, que llenaron las calles de mesas para participar en la merienda. Ambas tuvieron su público, y de las dos se pudo disfrutar ayer en Sama.

El "bollu" y la botella de vino empezaron a repartirse, junto al Cine Felgueroso, a las once de la mañana. Numerosos colaboradores de la celebración se acercaron durante el día a recogerlo. El mercáu astur de la plaza consistorial estuvo abierto toda la jornada. A primera hora de la tarde los caminos de los jóvenes y de los mayores empezaron a divergir. Los primeros empezaron a reunirse en distintas zonas de Sama pasadas las cuatro de la tarde, para ir subiendo a la Joécara alrededor de las cinco. Allí acabaron reuniéndose cientos de jóvenes, como los de las peñas NTPLC y Pussy's Club, o los del bar La Charca, que defendieron "mantener la tradición de subir a la Joécara" a pasárselo bien.

En las calles de Sama la jira tardó algo más en arrancar. Las mesas de las terrazas, colocadas estratégicamente, fueron llenándose progresivamente, horas después de que la jira se iniciase en La Joécara. Ángel García explicaba, comiendo un pincho de tortilla, que el sistema "no está mal, al final cada uno hace lo que le gusta". Para Carmen Fernández, es una cuestión de edad: "A los jóvenes les gustan otras cosas. Aquí estamos encantados merendando y tomando algo". En algunos establecimientos hubo acompañamiento musical, como en "Las Delicias", con Silvia Riera, o el "karaoke humano" organizado en "La Industria".

Últimos actos

La tarde acompañó, y permitió a la gente estar en la calle sin ningún problema, haciendo que las meriendas se convirtieran en cenas. A medianoche, en la orilla del río Nalón, se tiraron los fuegos artificiales que sirvieron como preludio al último acto de esta nueva edición de las fiestas de Sama: la verbena, en la que actuó la orquesta "Colores".