Los trabajadores de Mieres Tubos han retomado esta mañana las movilizaciones con una concentración a las once en el entorno de la plaza de abastos. Medio centenar de personas, aproximadamente, han participado en la protesta. De esta forma, la plantilla lleva sus movilizaciones al centro de la ciudad con el objeto de hacerlas más visible. Hasta ahora, el principal precedente fue la manifestación que en junio reunió a trescientas personas, una marcha organizada por los sindicatos y que contó con el apoyo del gobierno local de Mieres para exigir a los empresarios que o bien pusieran el capital necesario, unos 8 millones, o facilitaran la entrada de un nuevo inversor. Al término de una reunión en el UMAC, los representantes sindicales y el gerente de la compañía mantuvieron un tenso cruce de pareceres, aunque el enfrentamiento no pasó a mayores.

La situación actual de Mieres Tubos es mucho más compleja que en junio. Para empezar la deuda ya no es de 8 millones, sino de 10. Además, el inversor interesado en tomar el control de la fábrica de Sueros ha dado un paso atrás. La plantilla decidió la pasada semana seguir con las protestas, pese a las presiones de la dirección. Y es que la cúpula de la empresa se ha cerrado en banda a recibir al comité de empresa mientras se mantengan las movilizaciones. Por su parte, la plantilla ya ha dicho que no cederá ante lo que consideran un "chantaje".

La difícil situación en que se encuentra desde hace más de dos años Mieres Tubos sufrió la pasada semana un empeoramiento tras truncarse una operación en la que se estuvo trabajando muchos meses. El golpe llegó al retirar Juan Antonio Fernández Coalla la oferta de inversión que había puesto sobre la mesa para reactivar la planta. La auditoría encargada por el empresario moscón sacó a la luz una deuda "oculta" de dos millones de euros, que se sumarían a los ocho millones necesarios para poner en marcha de nuevo la factoría mierense a pleno rendimiento.