Sandra Pinilla es mamá desde hace algo más de un mes. Y en este poco tiempo, ya ha pasado por una prueba de fuego: "Me llamaron histérica en el hospital cuando mi hija estaba muy grave". Ocurrió en el Álvarez-Buylla de Mieres, cuando la pequeña Julia estaba sufriendo una bronquiolitis aguda. Un día después de que la acusaran de "histérica", Pinilla fue a su pediatra del centro de salud de Pola de Lena. Derivó a la pequeña al Hospital Central de Asturias (HUCA), donde la sedaron e ingresaron en la Unidad de Cuidados Intensivos (uci). Un pulmón estaba obstruido. Fueron unos días duros, pero la niña ya está bien: "Ahora me tortura pensar lo que podría haber pasado si no hubiera vuelto a llevarla al médico". Presentó una queja en el hospital, para la que ya hay respuesta: la gerente del área VII, Begoña de Poo, lamenta que ella "percibiera" que la trataban de histérica y que las doctoras de pediatría "no hayan sido capaces de explicar las características y complicaciones de la enfermedad de forma que ustedes pudieran entender".

La familia estaba adaptándose a la llegada de Julia cuando la bebé cayó enferma. Tenía ocho días. Lloraba sin fuerza, como si no tuviera aliento. La llevaron por primera vez a urgencias del hospital de Santullano: "Nos dieron el alta con diagnóstico de catarro en las vías altas y sin ningún tipo de tratamiento farmacológico", explica la madre. Lavados nasales con suero, cabecera de la cuna elevada y ambiente adecuado. Fueron las tres recomendaciones que recibieron los padres para que la pequeña mejorara. Pero la bebé seguía empeorando: "Hacía ruidos raros al respirar, estábamos muy preocupados".

Acudieron, esta vez, a la pediatra de Pola de Lena: "Es una doctora fantástica, enseguida le diagnosticó a la nena una bronquiolitis y la derivó al hospital". De nuevo al Álvarez-Buylla, donde le miraron la saturación de oxígeno "con un aparato no adecuado para bebés". La niña seguía empeorando y la pediatra de urgencias, según lo recogido en la queja presentada por Pinilla, "le puso una máscara nebulizadora de suero". "Al día siguiente de estar ingresada, cuando pasó la pediatra que la había atendido en urgencias, me dijo que la niña no tenía nada y que quedaba ingresada por mi tranquilidad. Pero que no me crea que van a dejar allí a la niña cada vez que llegue la mamá histérica. Esas fueron sus palabras textuales".

La versión ofrecida desde la gerencia del área del Caudal, recogida en la respuesta por escrito que ha recibido Sandra Pinilla, es que "en ningún momento se trató de calificarla de histérica y si usted lo percibió así, pedimos disculpas por ello. Sí que en pediatría trataron de explicarle cómo debía manejar su nerviosismo por su propio beneficio y por el de su hija". "Llegaron a decirme que, si no me veía capaz de cuidarla, que la podía dejar con mi madre cuando estuviera enferma", matiza la joven lenense.

Volvió a casa angustiada: "Me habían hecho sentir una mala madre, me hicieron creer que yo no valía para cuidar a mi hija". Pero, al día siguiente, comprobó que su preocupación estaba bien justificada. Volvió a la pediatra de Lena, que la derivó ya al HUCA: "No sabemos cómo agradecer todo lo que han hecho por nosotros tanto la médica de la Pola como el equipo de neonatos en el hospital de Oviedo, y todo el personal".

Cuando entraron por las puertas de urgencias del HUCA, ya les dijeron que la situación era grave. "Tenía el pulmón izquierdo prácticamente obstruido, la tuvieron que sedar". También le suministraron oxígeno, le hicieron varias placas y análisis. Confirmaron el diagnóstico de la pediatra del centro de salud. La pequeña Julia permaneció ingresada seis días y, aún ahora, sigue bajo el control de su médica local: "Temí perderla, era una niña muy pequeña y creí que se moría".

Las explicaciones ofrecidas por la gerencia del área sanitaria del Caudal son "insuficientes" para esta mamá. Según el escrito, "tras 48 horas de observación se les plantea el alta, ya que en ese momento la niña permanecía estable, explicándole que si observaban algún signo de alerta debían volver al hospital en cualquier momento". Afirman que siguieron las recomendaciones en las guías de práctica clínica para manejo de bronquiolitis. También lamentan "el empeoramiento de Julia, que tuvo que reingresar aumentando con ello su desconfianza".

Disculpas no aceptadas. Dice Sandra Pinilla que "creo que no se trató bien a la niña, eso es sagrado". Añade que "únicamente la auscultaron y ni siquiera le hicieron una triste placa". También lamenta mucho las palabras de las doctoras hacia ella: "Nadie te da cursos para ser madre, cualquier comentario de ese calado para una madre primeriza es un golpe mortal a su autoestima. Te sientes hundida". Le queda un consuelo que no es baladí: saber que estaba preocupada con razón.