Siete fueron los años son los que han transcurrido desde que se inauguró la Casa del Urogallo en la localidad casina de Tarna, uno de los proyectos más importantes del denominado parque de la fauna del parque natural de Redes. El edifico se estrenó vacío, sin contenidos. Y así permanece desde entonces. Las moscas parecen ser los únicos huéspedes que albergan en los alrededores del actual edificio. Años atrás eran las escuelas quienes ocupaban el lugar. Aquellos edificios eran el orgullo de un pueblo que desde el 7 de mayo de 2010, fecha en la que se inauguró el proyecto, ya no es el mismo. Ahora el centro de interpretación del urogallo se contempla como un edifico solitario, rodeado de vegetación, con pocas posibilidades de cambio favorable.

El proyecto había sido desarrollado por el Principado, pero "si hubieran hecho alguna cosa productiva para que pudiera venir la gente y ver algo? pero, por desgracia, no ha sido así", lamenta María García Simón, vecina de Tarna. García, quien regenta uno de los bares más conocidos del pueblo, explicaba que desde la construcción del edificio nadie más se ha interesado en él. "No sé, es una cosa un poco extraña", manifestaba. La vecina tampoco comprende el motivo por el que quisieron derribar las escuelas pues "era lo único que tenían en el pueblo" y "se lo han quitado".

Al igual que María García, la alcaldesa pedánea de Tarna, Gloria Martínez, se niega a aprobar el proyecto como una acción positiva hacia los vecinos. Más bien al contrario: se sienten completamente perjudicados. "Mientras yo sea la alcaldesa de Tarna, yo esto no lo acepto. Aquello que se había planeado hacer no ha quedado para nada reflejado", expresaba Martínez.

La alcaldesa pedánea de la localidad, a su vez, lamenta que las administraciones "dijeran defender el patrimonio cultural del pueblo", pero cuando luego vinieron "lo tiraron todo". "Era una escuela de niños y niñas y también una vivienda de maestros y maestras con cocina, baño y habitaciones", a lo que añade que "si me toca la lotería, empleo la mitad para poner en marcha de nuevo la escuela", declaraba entre risas. La escuela se había construido en 1928 e inaugurado en el 58. Cuando se derribó era utilizada por los vecinos a modo de centro social y edificio comunal.

El descontento por la construcción del centro de interpretación del urogallo fue generalizado y aún se puede ver reflejado en las caras de los vecinos. Algunos incluso expresan con actos su desagrado. Solo basta observar una de las partes del edificio donde versan escritas frases como: "Después de este desaguisado que os vote San Pedro", en referencia a los políticos asturianos, o aquella de "Que surja la savia nueva".

Palabras como "tanatorio" o "incineradora" describen, para algunos, el centro. "Puede parecer de todo menos un museo. Muchos dicen que parece un tanatorio o incluso los vagones de un tren descarrilado", comentaba la alcaldesa pedánea.

La construcción tiene ahora baldosas de recubrimiento "sueltas o rotas", señala Martínez, quien recuerda que la finca donde se asienta el edificio era su abuelo. "La finca era de utilidad privada. Pertenecía a mi abuelo Fernando y a una hermana suya", añadió. En el nuevo proyecto se invirtió la suma de 676.766 euros.

En el acto de estreno del edificio, en el que participaron diversos responsables de la Consejería de Medio Ambiente, se comprometió la apertura para otoño de 2010. Pero no ha sido así. La exposición que se iba a exhibir en la Casa del Urogallo permitiría contemplar en directo los urogallos del centro de cría en cautividad de Sobrescobio. Primero se visionarían grabaciones y posteriormente se podría ver la vida en directo de los animales. La opción fue descartada incluso antes de saberse que la instalación aún no iba a abrirse.

El pueblo de Tarna siempre luchó por mantenerse fuerte después de ser quemado en la Guerra Civil. La alcaldesa pedánea de Tarna recordaba que "al año siguiente de que se produjera la quema se construyeron casas" a la vez que "se finalizó la cimentación de dos aceras en la entrada del pueblo". "Por aquel entonces vivían 80 familias en 26 viviendas. Era una familia por cada habitación, a lo mejor un matrimonio con 4, 5 ó 6 hijos", explica. La reconstrucción de Tarna duró 15 años y en el 54 se llevó a cabo la entrega de viviendas.