San Bartolomé dejó la localidad mierense de Baíña limpia como una patena. El prau de la fiesta no tiene ni un resto de basura tras cinco días de romería. No fue obra del santo, sino de los miembros de la organización que ayer se reunieron en una sextaferia para que la fiesta no dejara huella. En la imagen aparecen trabajando y con poca ayuda, a pesar de que la cita aparecía en el programa. Por la noche recobraron fuerzas con una sardinada y bailaron para despedir la fiesta hasta el año que viene.