El Ayuntamiento de Aller ha conseguido el compromiso del Principado para sufragar el estudio geológico sobre la roca que amenaza a los vecinos de Boo. Así, el Consejo de Gobierno aprobó una subvención de 12.049 euros para realizar este análisis donde se determinarán los posibles riesgos de la peña El Picu y qué medidas se pueden adoptar para la estabilizaciones de la masa de roca.
El estudio ya había sido adjudicado por el Consistorio semanas atrás a través de un procedimiento de urgencia, dado el temor que había ante el posible desprendimiento de la roca. Pero esta situación no viene de ahora, los problemas comenzaron hace más de cinco años cuando los vecinos advirtieron de la aparición de unas grietas en una parcela asentada sobre el macizo. Estas grietas, con el paso del tiempo, se fueron haciendo mayores y algunas llegaron a superar los cincuenta centímetros de ancho. Tras una primera intervención de los técnicos municipales, que colocaron unas guías en las grietas para medir su avance, se comprobó que cedieron en dos semanas, con lo que se apreció el riesgo de esta roca que, según parece, pesa más de 720 toneladas.
Antes del presente estudio geológico, se encargó un informe preliminar que arrojó unos preocupantes resultados. Así, señalaban que El Picu era "muy inestable" y que "podría derrumbarse en cualquier momento". Pero hacía necesario un informe más concienzudo, que es el que se está realizando ahora y permitirá la toma de decisiones.
La roca está sobre el barrio más alto del pueblo allerano. Justo debajo del macizo se encuentra La Fontica, un núcleo habitado. En la parte media está Villa Hermosa y los barrios de La Vega y Nuevo Puenxo. En la base de la ladera, la Plaza. Este último, junto a La Vega, son los barrios de mayor concentración de viviendas en el pueblo de Boo. Todos estarían en riesgo si se produjera un desprendimiento de la roca, que podría poner en jaque la estabilidad de la ladera de la montaña. En la parte opuesta están El Campo de la Iglesia y Bustillé.
Pero esta gran roca no es el único problema que tienen los vecinos de la localidad allerana, que también están preocupados por las grietas que aparecen en algunas de sus viviendas y que achacan a la subsidencia minera (los movimientos de los pozos que están debajo del pueblo). En este caso, la batalla es contra la compañía estatal Hunosa, a la que el tribunal ya responsabilizó de unas grietas que aparecieron a mediados de los años 90. En este caso hubo que derribar los cuarteles de Puenxo y una veintena de familias se quedaron sin casa. El asunto llegó hasta el Tribunal Supremo, que condenó a la hullera estatal a pagar a los damnificados. Estas grietas han vuelto a salir en otras viviendas y ya son más de medio centenar las casas afectadas.
En esta ocasión, Hunosa se niega a reconocer su responsabilidad, con lo que los vecinos, a través de la asociación San Juan Bautista, volverán a los tribunales. Antes, se pretende elaborar un informe que sirva como prueba en el juzgado. Aquí, como con la roca que amenaza el pueblo, los vecinos también cuentan con el apoyo del Ayuntamiento, que destinó una partida de 60.000 euros para esta iniciativa. Los habitantes de Boo también han contado con el respaldo de otros grupos municipales además del gobierno local, como Xente por Ayer o Foro. En su contra está la existencia de un estudio del Instituto Minero y Geológico del Estado que decía que las grietas que había no eran relevantes. Sin embargo, el diputado de Podemos Héctor Piernavieja, que acudió al pueblo para conocer de cerca el problema, restó importancia a este asunto asegurando que el informe estaba firmado por un alto cargo "que actualmente está imputado por el caso 'Castor', de similares características con lo que ocurre en Boo". Habrá que esperar la decisión de los jueces.
