El radar semafórico de Mieres ya lleva activo algo más de cuatro años. El polémico dispositivo, que en este tiempo ha estado rotando por diferentes puntos del casco urbano, fue instalado inicialmente bajo la premisa de "mejorar la seguridad vial en el casco urbano y minimizar el riesgo de accidentes". Así, el gobierno local sostuvo desde un primer momento que el "fotorrojo" no responde a una medida de tipo recaudatorio. El paso del tiempo no ha convencido al movimiento vecinal: "Tenemos cada vez más duda de que se trate de un sistema eficiente y mantenemos que tras la medida late un evidente interés recaudatorio", señala Arsenio Marentes, presidente de la Agrupación Vecinal de Mieres.

La plataforma que engloba al grueso de asociaciones vecinales del municipios no está conforme con el "fotorrojo". Así, los dirigentes vecinales trasladan al Ayuntamiento una petición simple y concreta: "En su momento se nos dijo que el objetivo era mejorar la seguridad en ciertos puntos de la ciudad que resultaban problemáticos. Han pasado cuatro años y es momento de que el gobierno local haga balance, presentándonos algún tipo de informe que avale la mejora de seguridad". Arsenio Marentes apuntilló que, en caso de que las evidencias estadísticas no respalden los planteamientos municipales, "no vemos motivos para que el radar semafórico siga en funcionamiento".

Este requerimiento del movimiento vecinal llega justo cuando el Ayuntamiento acaba de cambiar la ubicación del "fotorrojo". El dispositivo de tráfico está colocado en la intersección de las calles Manuel Llaneza y Teodoro Cuesta. Es la primera vez que se coloca en esta ubicación, después de haber pasado por distintas localizaciones como el cruce entre Ramón Pérez de Ayala con avenida de México, la calle Oñón con la avenida de Sama o Numa Gilhou con Manuel Llaneza, que ha sido su último destino. La sanción es de 200 euros y la retirada de cuatro puntos, independientemente del margen con que uno se salte el semáforo.