Si hay algo que los niños esperan en Navidad son los regalos de Papá Noel o de los Reyes Magos. Y ayer, otros pequeños, aunque peludos, recibieron su gran obsequio. Casi medio centenar de los perros que hay en el albergue de animales de Mieres bajaron con los voluntarios paseando para disfrutar de una mañana en el área canina del campus, reservado para la ocasión para que estos animales pudieran correr y jugar fuera de las jaulas de la perrera.

La actividad estuvo organizada por la Plataforma de Voluntarios del Albergue de Mieres. Uno de sus miembros es Saúl Bardio, que lista en mano, y como si de un profesor se tratase, iba repasando los tiempos y los turnos de los perros para entrar en el área canina. "No todos pueden estar juntos a la vez, y tratamos de que todos disfruten lo mismo", señalaba este voluntario.

Una pancarta colgada en el vallado del recinto evidenciaba el objetivo de la actividad. "Yo también fui un regalo, ahora vivo enjaulado", era el lema con el que estos voluntarios querían concienciar de que un perro o una mascota de cualquier tipo no es un regalo, sino una responsabilidad. "Hay muchos animales que salen ahora de las tiendas, o incluso de los albergues, y en dos meses vuelven porque los niños o los padres se cansan y no asumen la responsabilidad de cuidar una animal", indicaba Bardio, que además también lanzaba un mensaje para pedir más adopciones y menos transacciones de animales. "Teniendo ahora mismo más de 80 animales en el albergue no es lógico que se compren perros, hay que adoptar", indicaba el joven, mientras revisaba la lista y daba el "ok" para que Reno entrase a jugar al parque canino de Barredo.

La pancarta reivindicativa también tuvo unas firmas muy especiales. Y es que todos los perros que fueron llegando al parque iban firmando con sus patas en la lona. "A ver Sacha, pon aquí la pata, que te toca firmar", le decía Julia Rodríguez a una de las perras que participó en el paseo.

Desde las once de la mañana hasta pasadas las tres de la tarde, casi medio centenar de perros fueron bajando escalonadamente desde el albergue al parque para poder disfrutar de la jornada de convivencia.

Allí también estaba Marta García, una de las responsables de "Alma Animal", la protectora que gestiona el albergue de animales de Mieres, y que pese a entrar de forma temporal en abril, llevan ocho meses trabajando en el centro. "Estas iniciativas son importantes, y los voluntarios se esfuerzan mucho", indicaba, mientras cámara en mano no perdía detalle de los juegos de "sus" peludos. Hasta "Reno", un mastín, iba a juego con su nombre, con unos cuernos de juguete que se dejaba colocar mansamente pese a su enorme tamaño.

Desde la llegada de esta protectora, el albergue ha logrado casi 120 adopciones. Aún así, otros casi 100 peludos buscan un hogar, para correr, cada día, en libertad. Como ayer.