Lada y La Pereda son dos localizaciones de las Cuencas con un nexo en común: ambas cuentan con una central térmica en su territorio. Sin embargo, su historia es bien distinta. Hace unos meses, la empresa propietaria de la primera, Iberdrola, hizo pública su intención de echar el cierre, lo que levantó a la población del valle del Nalón en contra de esta decisión. Un respaldo que no parece tener la térmica de Mieres, de la que es titular la hullera estatal Hunosa. La central de La Pereda lleva ya años recibiendo críticas. Todavía hoy se vigilan todos y cada uno de los movimientos que realiza, como su vinculación con el nuevo plan de residuos del Principado de Asturias.

Las diferencias entre ambas térmicas son más que notables, empezando por su función y tamaño. La central de Lada tiene un único objetivo, la producción y venta de electricidad, que realiza en unas instalaciones con una potencia de 358,40 megavatios, según indica la propia Iberdrola. Esta potencia se reduce hasta los 50 megavatios en el caso de La Pereda (una séptima parte), pero su fin último no es la venta de electricidad, sino que se ocupa de otros menesteres menos comerciales. "El objetivo es producir electricidad quemando carbones de muy baja calidad, residuos de escombreras y restos de madera, reduciendo al máximo las emisiones contaminantes", explica la hullera en la página del grupo.

¿Y por qué se protege a la central más contaminante en detrimento de otra que casi se dedica exclusivamente a la investigación? Es una pregunta difícil de responder. La térmica de Lada está fuertemente arraigada al valle del Nalón y a su historia minera. Se puso en marcha en el año 1949 y ha pasado por diferentes fases hasta llegar a la actualidad, cuando no quema ni carbón español. Cuando Iberdrola hizo pública su intención de cerrar la planta en noviembre del año pasado, la instalación contaba con 95 trabajadores. Este número se ha reducido en algo más de un veinte por ciento desde entonces debido a la prejubilación de parte de la plantilla. Pero no sólo eso, la compañía había invertido en los últimos años alrededor de 200 millones de euros para poder llegar más allá de 2030. De hecho, como habían asegurado los propios trabajadores, tenía intención de afrontar nuevas inversiones. Pero todo eso se ha quedado ahora en agua de borrajas.

La térmica de La Pereda se puso en marcha en el año 1995. Tiene una tecnología de lecho fluido circulante que la hace única en España, de ahí que fuese ideal para probar diversos proyectos de investigación en la quema de combustible. Además, da empleo a casi un centenar de personas. Pero su desarrollo no ha sido nada fácil, de forma paralela a su puesta en marcha surgió la plataforma antitérmica de La Pereda, formada por asociaciones de vecinos de la zona norte de Mieres y particulares, que exigían el cierre de las instalaciones. Con el paso del tiempo, la plataforma parecía haber caído en el olvido, pero la última polémica por el plan de residuos del Principado ha avivado la llama. Una polémica que ha hecho que la hullera se defienda y asegure que no sólo cumple con la normativa, sino que es la térmica menos contaminante de España.

Dos centrales, dos modelos de negocio, dos tipos de reacción social. Las dos caras de las térmicas.