Al otro lado del argayo del Corredor del Nalón en Anzó (Sobrescobio) -que mantiene casi aislado al municipio de Caso desde hace un mes- ayer se respiraba alivio y satisfacción. Colas de coches (estiman que, en total, hubo más de 200 viajes por el trazado ayer) esperaban al mediodía para estrenar el paso alternativo que permite bordear el desprendimiento a todo tipo de vehículos durante las 24 horas. También a camiones de hasta catorce toneladas. Entre los conductores, un sentir común: "Esto tenía que estar hecho ya desde el primer día, esperamos que el arreglo definitivo no tarde". El plazo aproximado, ofrecido desde el Principado, es de mes y medio. La retroexcavadora de grandes dimensiones que saneará el talud para evitar más desprendimientos fue montada ayer y ya empezó a trabajar por la tarde.

Fue un día caluroso. Así que los vecinos que hacen cola para acceder al paso provisional -la circulación tiene que regularse para que pasen vehículos en un único sentido- tienen la ventanilla bajada. El primero que espera en dirección Campo de Caso, desde Anzó, es Felipe Sánchez. Tiene una mano fuera de la ventanilla de su turismo granate: "A ver, esta solución me parece bien como algo provisional. Pero tendrían que haberlo hecho antes, al segundo día con la carretera quedara cortada".

Ocurrió el 22 de marzo, cuando miles de toneladas de roca se desprendieron del talud. La carretera quedó colapsada. Los testigos de lo ocurrido aseguran que "no dio tiempo a oír ni a sentir nada, sólo una nube de polvo que lo cubrió todo". Desde ese día, los viajes por la Collá d'Arniciu (une Infiesto con Caso y está en muy mal estado de conservación) fueron una constante para Felipe Sánchez. Vive en Pola de Laviana y sus padres en Caso, ayer les llevaba "algunos medicamentos que tienen recetados y comida".

El viaje también será ahora más corto para Esteban García. Tenía ganas de un paso alternativo para llegar a la vivienda de fin de semana que tiene en Caso: "A veces también voy entre semana, para trabajar un poco en el huerto", afirma, con la vista puesta en la cola para pasar por la calzada recién estrenada. El lavianés comparte con Sánchez que este arreglo provisional tendría que haber llegado antes: "Hubiera aliviado mucho a los vecinos", señaló el conductor, momentos antes de que les abrieran el paso.

Un vigilante de seguridad controla la entrada al paso desde Anzó. Otro hace lo mismo desde la vertiente de Sobrescobio. A pesar de la prisa, Esteban García añade que "este es un problema muy grande, pero tienen que darnos pronto una solución definitiva. Tenemos que ser comprensivos, pero pedimos a la Administración que no sea perezosa con los trámites y a la empresa que no escatime en medios humanos y materiales".

Como si alguien lo estuviera escuchando, se forma revuelo en el entorno del argayo. Dos coches rotulados con "transporte especial" anuncian la llegada del brazo de la retroexcavadora que se dedica, desde la tarde de ayer, al saneamiento de la ladera afectada por el desprendimiento. Las obras estuvieron paradas, sólo sobre el terreno, durante unos días. Mientras tanto, Principado y empresa decidían la mejor opción para afianzar la ladera y evitar nuevos desprendimientos.

La retroexcavadora tiene un alcance de cincuenta metros. Las grandes dimensiones de la máquina obligaron a trasladarla desmontada y, ayer por la tarde, los trabajos se centraron en el montaje para su puesta en marcha. La previsión era que empezara a trabajar hoy, pero ya comenzó a funcionar a última hora de la tarde de ayer.

El paso de la retroexcavadora, en una góndola de grandes dimensiones, obligó a cortar el paso de vehículos durante unos diez minutos. Las colas que se formaron, a ambos lados del argayo, fueron largas. "Parece que la gente tiene ganas de escapar", bromearon dos vecinos que siguieron la maniobra de cerca. Todos los vehículos pasaron, salvo dos motos y dos bicis. Caso sigue aislado para los que viajan sobre dos ruedas.