Una organización bien articulada, amparada bajo el poder, y dedicada a una maniobra cruel: arrebatar bebés sanos a sus madres, fingiendo su muerte, para venderlos. Las entidades de "bebés robados" cada vez tienen más claro que el hospital Álvarez Buylla de Mieres formó parte de una red, quizás nacional, que se dedicaba a la venta de recién nacidos. Hasta el momento, la Asociación "SOS bebés robados" del norte de España ha registrado ya cuatro posibles casos. Las demandas surgen después de que la mierense Mercedes Caíñas denunciara, a través de LA NUEVA ESPAÑA, las sospechas de un posible robo de su hija en el año 1957. Todos los casos se remontan a los años cincuenta del pasado siglo cuando el hospital estaba gestionado, en parte, por una congregación religiosa. Las entidades piden la colaboración de las administraciones "para facilitar la investigación".

Mercedes Caíñas nunca llegó a creerse que aquel bebé sano que escuchó llorar con fuerza en la sala de partos, su primera hija, hubiera muerto de un día para otro. "Mi hija estaba viva, me dieron un feto para que lo enterrara", aseguró la mierense. Unas palabras que ganan fuerza tras el hallazgo de los documentos sobre su estancia en el hospital: el parto fue normal, la niña nació sana y seguía ingresada cuando le dijeron que había muerto. "Es habitual encontrarnos con estas contradicciones, también la falta de documentación. Es el 'modus operandi' que hemos visto en otros casos de España", asegura Juan Carlos Rivas, presidente de "SOS bebés robados" de Cantabria (que también se ocupa de los casos en Asturias).

Papeles con datos incompletos o documentos que nunca aparecen: como el registro de inhumación de la pequeña de Mercedes Caíñas, María del Carmen Hevia, o su certificado de defunción. En este punto, Rivas destacó que "es esencial que las administraciones colaboren con nosotros al máximo, porque si no será imposible seguir investigando". Ha añadido que "en muchos hospitales (no es el caso de Caíñas, que ha recibido papeles originales con la firma del médico y la matrona que la atendieron) sabemos que la documentación fue falseada hace décadas".

El teléfono de la entidad "SOS bebés robados" ha sonado varias veces en las últimas semanas. "Desde la denuncia pública de Mercedes (Caíñas), están apareciendo más casos en la comarca del Caudal", confirmó Rivas. Hay otra familia que sospecha del robo de un bebé en el año 1957, además de una mujer que se ha puesto en contacto con la entidad para iniciar una investigación sobre la presunta defunción de su hermana (también en los años cincuenta). Uno de los casos se sitúa en León, lo que afianza la sospecha de que "el hospital de Mieres pudiera formar parte de una red nacional".

La entidad hace un llamamiento a todas las familias que tengan sospechas del "robo" de un bebé durante esa época en la comarca del Caudal. Avanzar en la investigación, avisa ya el responsable de la asociación, será no obstante "muy difícil". "Generalmente hablamos de redes en las que hay varias personas, de distintos sectores, implicadas", apunta. Los bebés tenían precio: unas 200.000 pesetas, lo que costaba entonces hacerse con un piso.