El punto de partida está claro. No engaña. Un ensayo político de raíz histórica y más de 600 páginas sobre China a cargo de Henry Kissinger, el artífice de la diplomacia del pimpón, que en 1971 tendió los primeros puentes entre Pekín y Washington. Pero también el hombre que estuvo detrás de lindezas como el golpe de Pinochet. Así pues, los solidarios impermeables encontrarán mejor acomodo en la calle. El lector que opte por la porosidad se encontrará, en cambio, con un volumen soberbiamente documentado en el que se trazan las líneas magistrales del último medio siglo chino a la vez que se intentan fijar posiciones sobre el futuro del eje Pacífico en los próximos años. ¿Desde el punto de vista de EE UU? Por supuesto. Pero son precisamente esos destellos unipolares los que enriquecen la obra. No se trata sólo de China sino, mucho mejor, de China vista desde el conservadurismo de EE UU.

Los grises y los verdes aceitunados que iluminan y ensombrecen la portada de Entre los archivos del distrito tienen, pese a su esencia mortecina, una vida más esplendente que el mundo en el que se mueve el protagonista de la única novela de Kenneth Bernard (Brooklyn, 1930). Kafkiano y orwelliano son, claro, los primeros adjetivos que vienen a la mente al ir adentrándose en el universo reglamentista, burocrático, repetitivo y disparatado que se iza en estas páginas. Sus moradores, atenazados por un miedo profundo que convierte en una odisea hasta el gesto mínimo de comprar un sello, viven sin embargo sus horas con toda la naturalidad que se puede desplegar, sin caer en el exceso, en una sociedad cuyas piedras angulares son unos clubes funerarios de obligada adscripción. Un lúcido ejercicio de introspección social que arrastra a la superficie varias de nuestras cadenas subterráneas.

Quienes hayan tenido el privilegio de leer El cielo es azul, la tierra blanca o Algo que brilla como el mar formarán sin duda parte de la cofradía que ha entronizado a Hiromi Kawakami (1958) como una autora de culto. Y con razón, porque la japonesa es una reina en el difícil arte de golpear al lector sin hacer ruido. La pareja protagonista de El cielo es azul..., por ejemplo, está trazada con una profundidad que se vuelve aún más abisal cuando se repara en la sutileza de los trazos que la sostienen.

Esta hondura, así como el sabio dominio de los tiempos y las elipsis, está presente en estos «Ocho relatos de amor y desamor» en los que el lector asiste a aproximaciones de almas solitarias, fugas y rupturas sobre el tenue fondo de unos paisajes que Kawakami acercar al primer plano cuando sus personajes necesitan latir con ellos al unísono. ¿He dicho ya que es una autora de culto?

Todavía ayer por la tarde milicianos de cinco localidades libias se enfrentaron a tiros en un barrio de la capital, Trípoli. Más de tres meses después de la caída y linchamiento de Gadafi, y lejos ya de la primera plana, el camino que emprenderá Libia en próximos tiempos sigue siendo incógnito.

Tribus, armas, petróleo es la aportación de tres especialistas universitarios, con capacidad para explicarse, al entendimiento del galimatías en el que se ha convertido el país que nunca fue del todo un país. Partiendo del estudio del panorama tribal libio, Gil, Lorca y James se aplican después a pasar por ese tamiz tanto los largos años del gadafismo como las perspectivas abiertas con la intervención extranjera. Todo en apenas 140 páginas de texto esclarecedor, completadas con los pertinentes mapas, bibliografía especializada y un «quién es quién» del entramado político. Luz poderosa.