-¿El ascenso sería un paso decisivo en el progreso económico de la entidad?

-Sin lugar a dudas. Pero hay una cosa que quiero dejar clara y es que el Sporting tiene salida y es viable, aunque siga en Segunda. Sería, eso sí, más lenta, mucho más austera y más difícil. Indudablemente, si lográsemos el ascenso, el camino se iba a allanar muchísimo. Los que estén aquí en ese momento tendrán la obligación de mantener la austeridad en los presupuestos y este consejo, si sigue, lo tiene claro.

-¿Si sigue?, ¿medita irse?

-No, hablo en términos generales. En el fútbol nunca se sabe lo que puede pasar. Aquí el único que tiene la existencia garantizada es el club, que ya tiene 103 años de historia. Los demás no somos vitalicios. Quien dirija el club tiene que ser un sportinguista que lo haga a capa y espada. Es muy fácil aparecer cuando las cosas van bien.

-¿Ansía completar el ciclo y ver al Sporting en Primera y saneado?

-No me planteo esas cosas. Nosotros estamos aquí por cariño a la entidad. No hablo con prepotencia, pero yo tengo un currículum que se puede examinar y ya no puedo esperar más del fútbol.

-¿Le gusta el proyecto de reforma de El Molinón?

-Sí que me gusta. El Ayuntamiento está haciendo todo lo humanamente posible para tener un campo digno. Se está retrasando más de lo que se debiera, pero se está tratando de solucionarlo y yo confío en que la obra arranque en mayo. Es una zona noble de Gijón, muy bonita, y va a darle un color agradable a la ciudad.

-¿Le gustan los campos con usos comerciales y hosteleros?

-Me parece bien siempre que haya un cierto control. Yo ya lo había visto hace años en Europa, es habitual en Inglaterra, Alemania y Holanda. Es bueno siempre que se cuide. Lo que no se puede es llenar el campo de chiringuitos, sin nada peyorativo hacia el chiringuito. En el Bernabeu hay unos restaurantes magníficos y unas tiendas muy bien cuidadas.