El tenista David Nalbandián y las modelos Laura Sánchez y Ariadna Artiles, que repetían visita, el padre del futbolista Bojan Krkic, el delantero catalán del Ajax Alberto Luque y el ex futbolista búlgaro Hristo Stoichkov fueron otros de los ilustres visitantes de ayer, entre los que también se encontraron personalidades del mundo político como el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, o la hija del ex presidente José María Aznar, Ana Aznar.

La cara negativa fue que ninguno de ellos ni de los miles de aficionados que se dieron cita en el circuito consiguieron disfrutar del triunfo de Fernando Alonso o de un podio, y ni tan siquiera pudieron verle acabar la carrera.

Así, el millar de asturianos que acudieron a la cita vibró durante 34 vueltas, las que tardó el R28 en decir que no podía más y quedarse parado. Pero durante las vueltas anteriores, y ya desde la tarde del sábado, todos los aficionados disfrutaron, gritaron, saltaron y animaron sin cesar al piloto asturiano, que corroboró ese apoyo lanzando sus guantes al público tras haber quedado fuera de carrera.

Cada vuelta en la que Fernando Alonso pasaba por delante de la tribuna «N» del circuito de Montmeló era una fiesta. Banderas al aire, gargantas preparadas y a animar al campeón. El asturiano, quien en más de una ocasión ha afirmado que su afición le da algunas décimas de más, no pudo devolver ese detalle hoy a la hinchada.

Y después de tres intensos días de motor, que no acabaron como todos hubiesen querido, toca la larga y dura vuelta a casa. Para unos, el avión, para otros, el autobús, y para todos, un sabor agridulce de regreso.

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