Gijón, Víctor RIVERA

El Comité de Competición dio la razón ayer a las veintidós mil gargantas que el pasado domingo bramaron contra la tarjeta roja mostrada por Mateu Lahoz a Míchel. El organismo sancionador estimó las alegaciones previas presentadas por el Sporting y dejó en una tarjeta amarilla la roja que le mostró Lahoz al centrocampista lenense. Míchel podrá jugar en Tenerife, pero queda al borde de la suspensión con cuatro tarjetas amarillas en su casillero. Lo que no compensa nadie son los sesenta minutos que los rojiblancos jugaron en inferioridad, ni las secuelas que esto ha dejado en varios de sus futbolistas más importantes. Y eso que el Sporting ganó.

«Estoy contento y muy agradecido al club por todo el esfuerzo que ha hecho, y centrado ya en el partido del sábado», comentó ayer escueto el centrocampista lenense. La alegría iba por dentro, pero Míchel se contuvo para evitar, quizá, un desahogo que sólo podría acarrearle nuevos problemas. «Fue una injusticia, pero el equipo ganó y ahora todo salió bien», insistió el mediocampista rojiblanco.

Míchel evitó pronunciarse sobre si la decisión del Comité de Competición había desautorizado al colegiado y había demostrado que él tenía razón: «Yo no quiero entrar en eso, pero si el Comité ha tomado esta decisión será por algo».

A pesar de todo, Míchel, que acabó el partido ante el Granada 74 bañado en lágrimas y abrazado a su entrenador, saca una lección de todo lo sucedido. «Intentaré no hacer entradas tan brutales como dice él y nada más», explica el lenense en previsión de futuros encuentros con Mateu Lahoz. Y es que el acta arbitral recoge que el futbolista del Sporting fue expulsado por «entrar con el pie en forma de plancha a un jugador contrario, a la altura de su tobillo y utilizando una fuerza excesiva, poniendo en peligro la integridad física de éste».

El Sporting consideró excesivo el castigo a Míchel y por eso presentó un recurso previo al fallo del Comité de Competición, en el que se incluía una prueba videográfica que demostró a las claras la inocencia del futbolista.

En todo caso, Míchel defendió que, en caso de que no hubiera podido jugar, Preciado hubiese tenido suficientes opciones donde elegir para cubrir adecuadamente su ausencia. «Tenemos suficiente plantilla como para cubrir cualquier necesidad», defendió. Míchel se mostró parco en sus comentarios y aclaró que «no se puede demostrar la satisfacción, pero por dentro estoy muy contento y eso es lo importante». Lo que sí quiso dejar claro fue que «era el minuto 37 y yo fui a por el balón, no intenté hacer daño y la roja fue exagerada».

Por otro lado, el Sporting fue multado por el lanzamiento de objetos al campo en los minutos 39 y 49 del partido del sábado.