Oviedo, Álvaro FAES

La Fórmula 1 de este año será la más española de la historia. Hasta antes de ayer, un coto cerrado para los nacionales, con breves incursiones de pioneros, testimonios para grabar sus nombres en la historia de un deporte casi clandestino hasta la estruendosa irrupción de Fernando Alonso, sus títulos y un despliegue televisivo acorde a las circunstancias.

De apellidos como Portago y Villota se dio el salto a los Campos y Pérez Sala. Luego llegaron Gené y De la Rosa, escasos medios y entusiasmo a raudales. Un largo camino para completar la metamorfosis, de gusano a mariposa. El poderío español despliega las alas ahora con tres pilotos (casi) seguros -Alonso, De la Rosa y Alguersuari, a falta de la confirmación de este último-, un equipo -el de Adrián Campos, en plena lucha para no quedarse varado en el último tramo- y dos carreras en territorio español.

Pedro de la Rosa vuelve a la pista después de ocho carreras en 2006 y de su última campaña completa en 2001. Llega de la mano de Peter Sauber, rescatador del equipo BMW, a quien previamente había vendido su escudería, y lo hace tras una dura lucha con Nick Heidfeld y Giancarlo Fisichella por el volante libre en la escudería suiza. De los nuevos equipos es, en principio, el más solvente y el que mejor estructura presenta, heredada, aunque menguada, de la reciente época de BMW.

Peter Sauber ha logrado un acuerdo con Ferrari para que fuera el motorizador del equipo. El monoplaza suizo tendrá sangre italiana, un propulsor que también debería empujar a Jaime Alguersuari. El joven debutante de la temporada pasada -nueve carreras en Toro Rosso, el equipo filial de Red Bull- tiene pie y medio en el coche que ya manejó, aunque la escudería se resiste a dar el anuncio oficial. A diferencia del equipo madre, impulsado por Renault, Toro Rosso lleva un Ferrari bajo el capó.

Y, por supuesto, Fernando Alonso al frente de la escudería del Cavallino, sediento de victorias y camino de convertirse en la referencia de la casa italiana.

Poco a poco la parrilla se va completando. El inicio de febrero dará la salida a la primera tanda de pruebas en Cheste. Al margen del puesto sin confirmar de Jaime Alguersuari, que deberá concretarse en breves fechas, son cuatro los huecos que faltan por cubrirse entre los trece equipos que se esperan para la primera carrera en Bahrein.

Los americanos de USF1 son los únicos que ni siquiera han nombrado a un piloto. Opta a su alineación el argentino Pechito López, pero no acaba de cerrarse, además de algún que otro americano por aquello de mantener el orgullo patrio.

En Renault, Robert Kubica tiene toda la pinta de empezar las pruebas en solitario. Grosjean, Heidfeld, Petrov, Sato... una quiniela de nombres que el nuevo jefe del equipo, Eric Boullier, no termina de rellenar. Y, por último, en Campos Meta no se deciden por el acompañante de Bruno Senna. Gusta el español Andy Soucek (sería el cuarto de la parrilla), pero en este caso, como en USF1, tienen mucho que decir los patrocinadores que pueda atraer.