Oviedo, José PALACIO

La venta del Oviedo se enreda. Después de dos días de negociaciones en Cancún, el acuerdo para la compra por parte del grupo Pegaso del paquete accionarial que Control Siglo XXII posee en el club azul sigue sin producirse.

Las dos partes ofrecen versiones diferentes de una negociación que se mantiene todavía abierta por el interés personal mostrado por José Antonio García. Por razones sentimentales -su padre es oviedista acérrimo- y por convencimiento, ya que cree que puede devolver al Oviedo a Primera División, José Antonio García está empeñado en seguir adelante con la compra, a pesar de las reticencias mostradas por el presidente del Atlante, Miguel Ángel Couchonnal, y el presidente del grupo Pegaso, Alejandro Burillo, que incluso se plantearon dar marcha atrás y desistir de la compra.

Según el grupo Pegaso, la oferta que se le presentó a Alberto González es la de pagar en el momento de la firma de la compra 600.000 euros. El segundo pago sería de 400.000 euros, condicionado a un análisis exhaustivo de la situación económica del club en el plazo de dos o tres meses, y el tercer plazo hace referencia a la pignoración existente sobre las acciones. El inconveniente surge porque, según el grupo mexicano, el Banco Pastor tiene todas las acciones de Control Siglo XXII como garantía de pago del millón de euros pignorado, una circunstancia que González ocultó a los empresarios mexicanos, que la descubrieron gracias a un requerimiento notarial de la entidad bancaria que les llegó desde Asturias.

Los mexicanos ofrecen a González un margen de maniobra hasta junio para resolver ese problema. En esa fecha sólo cabrían dos opciones: que el propio Alberto González levante la pignoración abonando un millón de euros o que los mexicanos abonen directamente esa cantidad al Banco Pastor para liberar la carga.

Por su parte, Alberto González indicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA desconocer esa propuesta de pago fraccionado, aunque indicó que de ser así tampoco sería un problema el acuerdo, siempre y cuando se estableciesen «garantías de cobro». González señaló antes de la reunión de ayer, de la que se desconocía su alcance al cierre de esta edición, que «la negociación está complicada. Las voluntades existen, pero las realidades son otras», y aseguró que sus condiciones «siguen siendo las mismas desde el primer día, mientras que ellos las han modificado. Puede ser una negociación habitual aquí en México, pero yo nunca me he encontrado con una situación así».