Tenía el partido todos los ingredientes para la llegada de uno de esos fiascos que tanto ha sufrido el sportinguismo en los últimos años. El partido ante el Mirandés empezó con un mosca tras la oreja de cada aficionado rojiblanco, tan avezado ya a las decepciones que le cuesta disfrutar del éxito. El Sporting de los guajes quiso arrollar al Mirandés, dejar claro que van a seguir en la pelea por el ascenso y dar un golpe de autoridad antes de los partidos contra Valladolid y Las Palmas. Abelardo remitió ayer un aviso severo con acuse de recibo por los rivales más peligrosos en la carrera por el ascenso.

La otra gran preocupación era la probable pérdida de alguno de los mejores peones del Pitu para la batalla del Pisuerga, donde no se ganará la guerra pero se puede allanar el camino. También eso lo resolvió con pericia el Sporting, que goleó al Mirandés sin ver de cerca las cartulinas amarillas. El equipo de Abelardo lleva un ritmo infernal, da caza a Las Palmas y supera la barrera de los cincuenta puntos en febrero.

Era una tarde de gala. Y este joven Sporting luce con primor en la alfombra roja por la que desfilan los mejores equipos del fútbol de plata. El Sporting comparecía ayer para recoger el premio al equipo revelación de la categoría, un galardón que se ha ganado a pulso, pero los rojiblancos salieron al escenario del campo más antiguo del fútbol profesional para buscar el premio gordo. Una goleada a un tierno Mirandés que, unida a la derrota del Valladolid en Tenerife, convierte al equipo de Abelardo en nominado al mejor protagonista. No hay, desde luego, ningún equipo mejor. Tan sólo Las Palmas iguala los 51 puntos que han sumado los guajes del Pitu.

Los dos próximo partidos, ante un Valladolid sin Jonathan Pereira y ante Las Palmas en El Molinón, son los más importantes en la carrera de buena parte de la plantilla del Sporting. Son apenas unos críos que viven un sueño compartido con la grada y que, en el momento más decisivo de la temporada, han conseguido su victoria más holgada de la temporada. Este Sporting juvenil y orgulloso no conoce el miedo.

Carlos Castro aparece en los momentos más oportunos

Salió el Sporting a una velocidad inalcanzable para el Mirandés. Al equipo de Terrazas hay que agradecerle su nobleza, ni se encerró ni dio patadas, más allá del ex abrupto que mandó a Carnicer a la grada por una entrada exagerada sobre Carmona. El Mirandés dejó hacer al Sporting y su tierna defensa allanó el camino, en especial Kijera. El lateral pudo evitar tres de los goles rojiblancos, y en el tercero asistió a Carlos Castro. El primer cuarto de hora el Sporting impuso un ritmo vertiginoso y pareció encarrilar el partido con dos tantos de equipo bueno. Lo cierto es que a los rojiblancos se les apareció Carlos Castro en los momentos clave del encuentro: cuando había que abrir la lata y cuando el triunfo peligraba. Es lo que se espera de los mejores delanteros.

Para interpretar el primer gol, hay que releer la libreta mágica de Iñaki Tejada. El dominio de la estrategia tiene mucho de imaginación, grandes dosis de ensayo y repetición y mucho del talento de los ejecutores. La precisión en el saque de Carmona, el poderío de Bernardo para ganar el balón entre dos contrarios y el olfato de Carlos Castro para cazar cualquier balón suelto, por más que supiera dónde iba a caer.

El gol no sació a los rojiblancos que siguieron apretando. El segundo llegó tras un centro precioso de Ndi al que le hizo justicia Carmona con un cabezazo en carrera pleno de potencia. El partido parecía cerrado y el Mirandés no daba síntomas de ir a levantarse. Terrazas tenía un plan. Dos cambios al descanso y un paso adelante en la presión. El Sporting había caído en la tentación de la filigrana, perdía balones, perdía el sitio y empezó a conceder ocasiones que iba despachando Alberto mientras azuzaba a los suyos. Así llegó el gol de Urko Vera, en una rápida contra burgalesa y no se produjo el empate por la falta de pericia del espigado ariete. El Sporting sacó el orgullo, se le apareció de nuevo Carlos Castro, cuyo sustituto ya esperaba en la banda y abrió el capítulo de agradecimientos y homenajes. Fue el momento de Jony, de Carlos Castro ovacionado de forma unánime, de Álex Barrera goleador caído en la causa y de Hugo Fraile recibido con aplausos. También de Alberto, un portero feliz de demostrarle al sportinguismo sus cualidades. Sólo quedaba sentarse a disfrutar de las noticias de otros campos.