Dos años después, Adrián López se prepara para celebrar el título que se le escapó de las manos por unos segundos, los que mediaron entre el cabezazo de Sergio Ramos y el pitido del árbitro. El delantero asturiano, ahora en el Villarreal, fue uno de los protagonistas de la final que los seguidores del Atlético de Madrid disfrutaron y sufrieron en Lisboa como sólo lo puede hacer un club tan pasional. Adrián cree que sus excompañeros llegan mejor a este partido que en 2014, cuando la lucha por el título de Liga una semana antes de la final les mermó físicamente.

Pocas semanas después de aquel partido, Adrián López (San Martín de Teverga, 8 de enero de 1988) era traspasado por el Atlético de Madrid al Oporto, que a su vez lo cedió al Villarreal esta temporada. En la distancia, el asturiano ha seguido la trayectoria del Atlético, instalado entre los mejores equipos europeos. Y, por supuesto, con la mente en aquella final de Lisboa: "Aunque no pudimos ganar la Copa de Europa, los recuerdos son muy buenos. Era mi primer año en la Liga de Campeones y nuestra trayectoria fue espectacular".

Pese a que fue el momento clave, no le da demasiadas vueltas al cabezazo de Sergio Ramos en el minuto 93: "Son cosas del fútbol. Tuvieron ese córner y lo hicieron bien. Curiosamente, nos metieron el gol en uno de nuestros puntos fuertes, el balón parado. Lo que está claro es que el empate nos dejó KO. Teníamos a mucha gente con problemas físicos, yo mismo andaba con calambres, y en la prórroga no pudimos mantener el ritmo".

Según Adrián, el Atlético empezó a perder la final de Lisboa una semana antes, en el Camp Nou: "No tuvimos el mismo tiempo que el Madrid para preparar bien el partido. En realidad, contra el Barça ya jugamos otra final". Y con consecuencias evidentes, como la baja de Arda Turan y la recaída de una lesión muscular de Diego Costa. El delantero hispano-brasileño hizo todo lo posible para estar en Lisboa y formó en el equipo inicial, pero duró ocho minutos en el campo.

Pese a que podría haber pasado a la historia como titular, Adrián respalda la decisión de Simeone en aquel momento: "El día antes de la final, en el entrenamiento, todos vimos a Diego muy bien, tirando sprints sin problemas. No fue una decepción quedarme en el banquillo y sabía que tenía que estar preparado porque a la mínima me iba a tocar salir. Es muy fácil hablar una vez que se sabe lo que pasó".

Ese cambio prematuro condicionó al Atlético para un partido que se le hizo largo: "Hicimos lo más difícil, ponernos por delante, pero en la última media hora ellos, con la entrada de Isco y Marcelo, apretaron mucho. Nos metieron atrás, pero sin oportunidades claras, no vi que el equipo sufriera mucho". Adrián sabía que el Atlético no aguantaría la prórroga, lo que no mitigó la decepción: "Estábamos hundidos, nos quedamos en el campo mirando a nuestra afición. Ganar la Liga de Campeones es lo más grande y ves que se te escapa por un minuto. Se te cae el mundo encima por toda la gente que nos apoyó".

Superada la decepción, Adrián estaba convencido de que el Atlético volvería: "Es un ejemplo de equipo trabajador, que defiende muy bien, recibe pocos goles y tiene gente arriba que marca las diferencias. Una vez superada la fase de grupos, en eliminatorias de ida y vuelta, el Atlético es muy competitivo". Cree que la mezcla de veteranía y juventud en el equipo actual puede dar resultado: "Tengo la corazonada de que esta final será del Atleti".

"Ha eliminado a dos grandes de Europa, el Barça y el Bayern, y ahora va a por el tercero", recalca el asturiano, que fue testigo del final del victimismo en el club rojiblanco: "Hace tiempo que el Atlético no es el Pupas. Se transformó con la llegada del Cholo. Y lo demuestra al responder tan bien y ganar a equipos que son superiores".