En 1.999 daba sus primeros pasos en el Grupo Covadonga. Por aquel entonces, María López compartía campo con un equipo plagado de chicos. Era la única mujer con el stick en la mano. Ahora, diecisiete años después, la internacional española se ha convertido en un referente para las más pequeñas. Ayer, la gijonesa, que ha estado presente en los Juegos de Río -donde llegó a cuartos de final-, compartió una agradable jornada de hockey con los más pequeños para empujarles a seguir luchando por un sueño. El suyo se fija en Tokio 2.020: lograr una medalla olímpica.

"En cuanto acabó el torneo ya pensamos en que nos quedan cuatro años para los próximos Juegos. Tenemos muchísimas ganas de que lleguen, sabemos que nos vienen cuatro años intensos, pero una medalla olímpica lo compensaría todo", detalla. La ilusión se vio reflejada en la mirada de los más pequeños, que pudieron compartir entrenamiento con María López, que se ha convertido en su referencia. Su presencia, siempre cercana, contagió muy pronto a casi el centenar de jóvenes promesas. La jugadora, ruborizada por tanto halago, lanzó varios consejos deportivos pero, principalmente, quiso mandar un mensaje claro al asegurar que "tienen que disfrutar del deporte, pero siempre sin dejar de lado los estudios".

María López seguirá una temporada más en el Club de Campo de Madrid donde asegura "estar encantada", pero por su mente sobrevuela la idea de probar fortuna en un futuro en alguna de las ligas europeas. "No sé cuando, pero me gustaría probar un año fuera porque creo que sería una bonita experiencia deportiva y personal, pensando también en un futuro laboral, sería interesante", asegura la jugadora de 26 años. De momento, la gijonesa disfruta de sus merecidas vacaciones en Gijón hasta incorporarse el 10 de septiembre a su club y, hasta entonces, volvió a hacer un hueco en su agenda para regresar a sus orígenes.