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Un paso al frente en el Tartiere

El Oviedo busca encadenar por primera vez este curso dos triunfos seguidos en casa, donde ha dejado escapar siete puntos

Linares celebra su gol ante el Rayo Vallecano en el Carlos Tartiere, con Toché a la izquierda. JULIÁN RUS

En este mes de buenas noticias para el Oviedo, con ocho puntos de doce posibles, la tecla acertada del cambio de sistema y la confirmación de un entorno más oxigenado, hubo un momento de cierta duda, inesperado para el oviedismo. Fue al principio de este periodo, justo después de la resurrección de Cádiz, en el duelo ante el Numancia en el Carlos Tartiere, a la jornada siguiente. Nadie contaba con ese empate (2-2) por varias razones: porque en casa nadie cuenta con otra cosa que no sean victorias, porque el grupo se había quitado en el Carranza la presión acumulada y porque era el primero de dos partidos seguidos en el Tartiere, ideal para sumar seis puntos al calor de la afición y volver a engancharse a la parte alta de la tabla.

De aquel empate se fue directamente al haber del Oviedo la capacidad que tuvo el grupo para sobreponerse a dos goles visitantes, pero quedó en el debe su irregularidad en casa, incapaz de convertir el feudo oviedista en el fortín que se le presupone al estadio de cualquier equipo con aspiraciones reales de estar arriba.

Después de aquello llegó la victoria en casa sobre el Rayo (2-0), el empate de Gerona (0-0) y hoy, ante el Tenerife, el equipo azul regresa al Tartiere con una oportunidad de dar otro paso al frente: encadenar, por primera vez esta temporada, dos victorias consecutivas en su estadio.

De momento, el grupo de Fernando Hierro ha sumado ocho de los quince puntos posibles en casa. Ha dejado escapar siete, un punto menos de la mitad. De los cinco partidos disputados en el Tartiere, el Oviedo ha ganado el primero, ante el Almería en agosto (2-0), y el citado ante el Rayo, con idéntico resultado. Entre medias cosechó dos empates, Mirandés (0-0) y Numancia (2-2), y una derrota, la del Reus (0-1) en el último minuto del partido. Aquellos días tras el pinchazo ante ante Reus fueron los momentos más bajos de la era Hierro, con cinco puntos en seis jornadas y el equipo un puesto por encima del descenso. Con el ambiente revuelto llegó el Carranza y la victoria ante el Cádiz no sólo repuso al equipo sino que acabó con una racha de diez meses sin ganar fuera de casa.

Hoy, con el ambiente estabilizado por los últimos resultados, un sistema definido que se repite y la confianza de los jugadores y la afición al alza, el Oviedo tiene la ocasión de blindarse en su feudo con una victoria para hacerse definitivamente fuerte en casa y confirmar todas esas buenas sensaciones que arrastra el equipo desde hace un mes. Fuerte como, por ejemplo, el Levante, líder indiscutible de la categoría, que cuenta por victorias todos sus encuentros en su estadio.

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