La que fuera para muchos la mejor cantera del hockey patines del país en los años 80 celebró ayer una reunión cargada de nostalgia y reconocimientos. El VIII encuentro del Club Patín Santo Domingo, plataforma oficial de los jugadores salidos del colegio de los Dominicos, permitió a 60 exjugadores recordar sus días de gloria y rendir tributo tanto a su maestro, el popular padre Valdés, como al exitoso equipo junior de 1993 y al gran jugador recientemente fallecido en Galicia Alberto Areces Gayo.

Como es habitual en estas citas organizadas con periodicidad irregular por los entusiastas José María Feito y Jorge García, la atención la acaparó José Luis Álvarez Valdés. El religioso fue reconocido por varios de los asistentes como su padre deportivo. "Con el padre Valdés empezó todo", declaró el exjugador Alberto Truébano, uno de los tres jugadores del equipo junior que hace 25 años se proclamó campeón de España, sobre los excelentes resultados de la cantera de los Dominicos desde la llegada de Valdés al colegio en 1964.

Truébano estuvo acompañado en el homenaje por sus compañeros de entonces Esteban Guerra y Nacho Suárez, así como el entrenador de aquella generación y a la vez legendario portero Anselmo Rojo. "Nos daban por eliminados ante el Barcelona y los ganamos por 4 a 1", recuerda sobre uno de los momentos "inolvidables" brindados por sus discípulos.

En esta ocasión, el tributo al padre Valdés se ilustró con varias fotos publicadas en LA NUEVA ESPAÑA en los años 60 en el que puede vérsele con la sotana puesta y el stick en mano. "Mira este era Garrote y fue árbitro", comentaba a los presentes señalando a uno de los alumnos que le acompañaba en la instantánea tomada por el desaparecido José Vélez. Entre tanto, trataba de explicar las claves del éxito de una cantera que fue la base del Cibeles campeón de inicios de los ochenta. "El secreto está en la constancia", indicó Valdés, reivindicando el mérito de sus logros deportivos "a pesar de que no aprendí a patinar hasta los 22 años".

La emoción la puso el reconocimiento póstumo a la figura de Alberto Areces Gayo, representado por el que fuera su compañero, el mítico portero Ismael Mori, que posó junto a una foto de ambos disputando un partido con la camiseta de la selección española en Oviedo. "Fueron buenos tiempos", comentó Mori, encantando de recordar con compañeros los tiempos gloriosos de lo que fue una mina de talentos deportivos.