Oviedo,

Marián MARTÍNEZ

La cúpula de Arcelor-Mittal no piensa andarse con chiquitas. Si las auxiliares provocan conflictos que impidan el normal funcionamiento de las instalaciones, como ha anunciado CC OO, la compañía trasladará pedidos a Francia. De hecho, ha dado órdenes de preparar el horno alto de Marsella (Francia) para ponerlo en marcha si, una vez arrancado el horno alto B en Gijón, se produjese una huelga en las instalaciones asturianas que afectara a la producción y cumplir con los pedidos en el tiempo previsto.

Gonzalo Urquijo, único español en la cúpula del gigante siderúrgico, ya advirtió el pasado mes de mayo, tras una huelga de 24 horas en Gijón, que si no había paz social se trasladarían los pedidos de Asturias a otras plantas de la empresa. «Otros en Europa estarán encantados de aumentar sus pedidos», añadió. Al día siguiente, la empresa moderó el tono, pero no ha modificado ni un ápice el fondo.

Fuentes del sector siderúrgico confirmaron que la multinacional preveía abrir el horno de Marsella antes que el de Gijón, porque sus costes eran más favorables, aunque por una pequeña diferencia. Además, es la alternativa al horno gijonés para atender los pedidos del sur de Europa. Ahora, esa posibilidad vuelve a estar sobre la mesa si se reanudan las huelgas.

Un portavoz de la compañía eludió ayer entrar en detalles, pero confirmó que «la intención de la compañía es abrir el horno de Gijón en los primeros días de septiembre, si es posible el día 1. Dicho esto, si hay algún conflicto que impida el normal funcionamiento de las instalaciones, se estudian alternativas para cumplir con los pedidos de nuestros clientes, y la instalación más próxima y que nos permite cubrir el sur de Europa es la de Marsella». En todo caso, la empresa insiste en su disposición a negociar.

La solución al conflicto de las auxiliares estaba en vías de solución con la internalización de 300 trabajadores de las contratas en la plantilla de Arcelor y la aplicación de un expediente de regulación de empleo a otros 140 empleados, de 58 y 59 años, para que vayan al paro hasta los 60, en que pasarían a la prejubilación.

Los problemas resurgieron el pasado martes, cuando la asamblea de delegados de CC OO rechazó por mayoría el preacuerdo alcanzado entre la empresa y los sindicatos. La explicación fue que, si bien en el documento no se establecía límite de edad para la plantilla de auxiliares que podría pasar a pertenecer a Arcelor, la empresa no contratará a personal mayor de 50 años. Una condición que afecta a 80 trabajadores de los 300 que internalizará la multinacional.

Nicomedes Sánchez, secretario de política industrial de la federación de industria de CC OO, aseguró que «si la multinacional no da marcha atrás y trata de imponer su propuesta de no contratar a los mayores de 50 años, nos movilizaremos».

La asamblea de UGT aprobó el preacuerdo por mayoría, mientras que USO no lo votó a expensas de intentar negociar «flecos» que no les terminan de gustar. Ante esta situación, la ruptura de la unidad de acción sindical entre los dos grandes sindicatos se presenta como una evidencia, aunque el secretario general de CC OO de Asturias, Antonio Pino, intente templar ánimos y hable de «desunión».

Eduardo Donaire, secretario general de MCA-UGT, aseguró que «Arcelor va a contratar a 300 personas. Si son de las auxiliares bien, pero si no lo son tampoco le supondrá ningún problema. El problema lo tendremos nosotros y los que se queden en la calle. Nosotros aprobamos el preacuerdo y exigiremos que se cumpla».

Así las cosas, empresa y sindicatos se han dado un plazo de 15 días antes de volver a reunirse. Mientras tanto, continúan las labores previas al arranque del horno alto B y la incorporación de personal eventual.