Washington, Efe / EP

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió ayer a España que reduzca el tamaño de su sector financiero, mediante procesos de concentración, como parte de la redefinición del modelo económico del país tras el hundimiento del modelo basado en la construcción. Este proceso de reordenación financiera ha sido hasta ahora, según el organismo internacional que dirige Dominique Strauss-Khan, «demasiado lento».

El FMI quiere además que se dé a las cajas españolas la posibilidad de convertirse en sociedades tenedoras de acciones, un paso que abriría la puerta a su privatización, al menos parcial. Esta fórmula deberían adoptarla, al menos, según el Fondo, las grandes cajas del país, con efectos sistémicos por su tamaño. El Fondo también reclama llevar a cabo reformas en las cajas de ahorros que incluyan una reducción de la «influencia política», para impulsar su capacidad para aumentar capital.

Según el FMI, las cajas son un sector que tiene «un papel importante» en la economía del país, pero cuya actual estructura legal «no se adapta bien a las necesidades futuras de España»

Los bancos cuentan con buenos colchones de dinero guardado, aunque la reducción de la liquidez en los mercados restará sus beneficios, según el Fondo. En comparación, las cajas de ahorros están en una posición más delicada por un marco legal muy restrictivo, que las hace vulnerables a los intereses políticos e impide su compra por inversores externos, lo que «pone en peligro los fondos públicos», a juicio del Fondo.

El FMI quiere que se dé a las cajas españolas la oportunidad de convertirse en sociedades tenedoras de acciones, un paso que abriría la puerta a su privatización, al menos parcial. Ese cambio debería ser obligado, dijo, para las grandes entidades, como la Caixa y Caja Madrid. El Fondo también propuso reducir la influencia política y aumentar su capacidad para captar capital externo. Esos cambios harían a las cajas más parecidas a los bancos, al eliminar cortapisas a sus operaciones.

El FMI reconoce que el sector financiero español es «sólido», pero alerta de que se encuentra bajo presión. Recalca que, pese al incremento de los activos deteriorados durante la crisis, los bancos españoles presentaron un capital robusto, apoyados por un fuerte marco supervisor, aunque alerta de que los riesgos siguen siendo elevados y distribuidos de forma desigual entre instituciones, especialmente centrados en las cajas de ahorros.

En este sentido, ve necesarios más progresos antes de que concluya en junio el FROB (Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria) y cree que el Banco de España debe estar preparado para intervenir «rápidamente» en caso de que persistan señales de debilidad. «Con este fin, y para mejorar la confianza de los inversores», propone «un diagnóstico banco por banco, exhaustivo y transparente».