Atenas / Oviedo, Agencias / J. C

La segunda huelga general en Grecia en lo que va de año, y novena desde el inicio de la crisis, fue secundada por miles de personas y paralizó los transportes y dejó inactivos o en servicios mínimos la educación, la sanidad y la Administración pública. Un hombre de unos 30 años resultó herido grave durante una manifestación que reunió a más de 20.000 personas en Atenas. Los disturbios se saldaron con 30 detenciones y una quincena de lesionados: tres policías y doce manifestantes.

La delicada situación de la deuda griega fue abordada ayer en Berlín por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y la canciller alemana, Angela Merkel, que hoy analizará la situación con Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.

Aunque la tensión persiste sobre Grecia, el anuncio de Finlandia, en la tarde de ayer, de que apoyará el rescate de Portugal si Lisboa cumple ciertas condiciones para garantizar la devolución del préstamo, y pese al rechazo del grupo ultranacionalista Verdaderos Finlandeses, despejó otra de las grandes incógnitas. A su vez, la Comisión Europea enfatizó el compromiso de «hacer lo que sea necesario» para garantizar «la estabilidad financiera de la zona euro y, por lo tanto, de Grecia».

Previamente, las bolsas de Madrid, Milán y París ya habían cerrado al alza, mientras que cedieron posiciones las de Londres y Fráncfort, y el euro se depreció hasta los 1,4299 dólares.

Mientras en España sigue la controversia interna (el presidente Rodríguez Zapatero acusó ayer de «desleal» al portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, por haber dicho que «España está al borde del precipicio»), los mercados siguieron mejorando su confianza en las cuentas públicas españolas. Ayer la prima de riesgo del país se redujo otros dos puntos básicos y cerró en 212. También las instituciones europeas cerraron filas en apoyo de la credibilidad española: el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, dijo en el Pleno del Parlamento europeo que «España se está distanciando de los países afectados por la crisis soberana gracias a su decidida acción en reformas fiscales, financieras y estructurales».

Para frenar la crisis de credibilidad, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, exigió acabar con las «disputas domésticas» y pidió a Grecia que acelere la aplicación de las reformas estructurales y del plan de privatizaciones.

La calificadora S&P amenazó con bajar el «rating» de Portugal si el país se desvía de los términos marcados en el plan de rescate.