Madrid, Agencias

El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, aseguró ayer que «hay que echar una parte de culpa muy importante a los políticos» por la crisis, porque no han sabido «manejar» la situación. Botín hizo estas declaraciones después de que durante los últimos años hubiera avalado la política del anterior Gobierno socialista. Ayer aplaudió las medidas que está adoptando el nuevo Ejecutivo de Rajoy, y reclamó una reforma laboral «profunda y de calado». También añadió que en España no fluye el crédito porque «no hay demanda solvente».

El Banco Santander obtuvo el año pasado un beneficio neto de 5.351 millones de euros, un 35% menos que el año anterior debido a las fuertes dotaciones a provisiones y saneamientos realizados, que sumaron 3.183 millones de euros.

Botín culpó a los políticos de la situación económica: «Es como un banco que va mal, hay que echar la culpa a quien lo lleva, y aquí quien lo ha hecho mal pues son los políticos», señaló en respuesta a una pregunta sobre si consideraba que el sector financiero tiene parte de culpa en esta crisis. «Yo considero que el Santander ha tenido muy poca culpa de la crisis», ya que «lo ha hecho bien» y «sin ayudas públicas», pero «es muy diferente de los que lo han hecho mal, que han recibido ayudas del erario público. «Hay bancos y bancos», matizó.

El mayor banquero de España añadió que las reformas del nuevo Gobierno van en la buena dirección, pero incidió en que «necesitamos cuanto antes una reforma laboral profunda y de calado» para crear empleo y que fluya el crédito.

El presidente del Santander eludió entrar en si las reformas previstas en el mercado laboral van a desencadenar la convocatoria de una huelga general, como admitió el pasado lunes en Bruselas el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Se limitó a repetir que lo que le conviene al país es una reforma «profunda y de calado». «Los pasos que está dando el nuevo Ejecutivo español son muy positivos y están colaborando a que la deuda pública española haya tenido una evolución positiva en las últimas semanas», aseveró. Sin embargo, admitió que pese a ser «imprescindibles» son medidas «dolorosas en el corto plazo» para todo el mundo, incluso para el propio Banco Santander, que antes obtenía en España en torno al 30% de su beneficio total y ahora no llega al 10%.

También destacó que es necesario finalizar «cuanto antes» la reestructuración del sistema financiero español, y que «aunque se ha avanzado mucho» hay que hacer más, aunque admitió que lo que se ha conocido hasta ahora sobre las exigencias de provisiones adicionales «va en la buena dirección».

«Cada entidad deberá hacer sus propias provisiones limitando el uso de fondos públicos», dijo Botín, que también alabó el esfuerzo «excepcional y sin precedentes en Europa» realizado por las entidades «con motivo de la obligada fusión» de los fondos de garantía de depósitos de bancos, cajas y cooperativas para solucionar los problemas de algunas cajas. «Las (cajas) no viables deberán ser vendidas», para que las entidades resultantes sean «más grandes, más sólidas, más eficientes» y con una red de oficinas más ajustada.