Oviedo / Gijón,

M. MARTÍNEZ / M. CASTRO

Arcelor-Mittal quiere acelerar la decisión sobre el cierre de las instalaciones de Veriña y las advertencias adquieren tintes de ultimátum. El emisario de Lakshmi Mittal que se incorporará el próximo día 1 a la planta asturiana, José Alberto Gutiérrez Marcos, tendrá carta blanca para decidir «en el menor tiempo posible» el futuro de Gijón. Fuentes del sector próximas a la compañía indicaron que «no habrá largas negociaciones. Los resultados deben ser inmediatos y si hay que cerrar alguna instalación, se cerrará con o sin acuerdo sindical y no tardando mucho».

La cúpula de la multinacional anglo-india exige a Largos de Gijón un incremento inmediato de la productividad del 50%, o los pedidos se trasladarán a otras instalaciones más competitivas, como las vascas de Zumárraga. La solución pasa por reducir la plantilla en unos 200 trabajadores y en el horizonte más próximo cobra fuerza el riesgo real de que se cierre la acería de Gijón.

El ingeniero sudafricano José Alberto Gutiérrez Marcos -de padre llanisco y madre cántabra- aterrizará en Veriña con plenos poderes para decidir sobre el futuro de las instalaciones. «Su interlocutor es Michel Wurth, el máximo responsable de la división de Largos en la multinacional, y viene con todas las bendiciones para negociar y tomar decisiones. Antes de seis meses, Veriña tiene que estar dando beneficios y a él le mandan para que haga lo que tenga que hacer», aseguraron las fuentes consultadas.

El presidente de Arcelor-Mittal en España, Gonzalo Urquijo, aseguró el 18 de enero, cuando anunció el cierre de la planta madrileña de Villaverde: «A día de hoy no tenemos prevista ninguna situación similar a la de Madrid». Aunque acto seguido reclamó «prudencia». También incidió en la competitividad de las plantas asturianas y la necesidad de mantenerla. El 3 de febrero se anunció a los sindicatos el riesgo de cierres en Veriña.

La acería gijonesa presenta los ratios más bajos en términos de coste y de calidad. Así que el mayor temor es que se decida su cierre e importar producto semielaborado (palanquilla) de otros países del este de Europa, como Polonia. A la larga, y si no se recupera el mercado, las consecuencias pueden ser más cierres, además de poner en riesgo la construcción de las baterías de Gijón y la reconstrucción del horno alto B, ambas inversiones comprometidas y con plazos. Pero hoy por hoy todas las inversiones en Europa se encuentran en «stand by» aunque oficialmente no se haya comunicado. De hecho, lo único que confirmó la compañía es que las inversiones previstas para 2012 se destinarán al que es su negocio más rentable: las minas.

Arcelor-Mittal ganó 1.723 millones de euros en 2011, pero entró en números rojos en el cuarto trimestre del año y fue Planos Europa la división con peores resultados. «Todas las instalaciones están en revisión. En Luxemburgo hay planes de ajuste muy severos, y eso que el príncipe de ese país se sienta en el consejo de administración de la compañía», remarcaron fuentes del sector.

Con ese panorama, los sindicatos se preparan para unas negociaciones que prevén difíciles. Alberto Villalta, miembro del comité europeo de Arcelor-Mittal y secretario general de UGT en las instalaciones gijonesas, asumió que las factorías de Gijón «tienen mucho potencial de mejora y los trabajadores pondremos todo lo que tenemos que poner, porque es importante que la actividad se mantenga en Asturias». A cambio, exigió a la empresa que cumpla con las inversiones comprometidas (25 millones de euros para reconstruir el horno alto B y 147 millones para las nuevas baterías de coque) y que además destine de 90 a 100 millones de euros a modernizar la producción de chapa gruesa, para fabricar los fustes de los futuros aerogeneradores marinos, que requieren chapas más gruesas y mayores que las que se laminan en la factoría de Veriña.

Dirigentes de MCA-UGT se reunieron ayer con el líder y candidato electoral del PSOE, Javier Fernández, sobre el futuro de Arcelor en Asturias. Fernández recalcó que es clave que la compañía presente un plan industrial e incidió en el peso que pueden tener algunas decisiones políticas, como las que afecten al coste de la energía eléctrica, al puerto de El Musel, a la Zalia y al transporte ferroviario.

La planta asturiana de Arcelor-Mittal siempre ha pertenecido a la división de Planos, aunque esa área de negocio se concentre en Avilés y en Veriña estén Largos. Sin embargo, el nombramiento de José Alberto Gutiérrez -a la izquierda- como director ejecutivo de Largos es llamativo en cuanto que «reportará», en el argot de la compañía, a Michel Wurth -en el centro-, director general y máximo responsable de Largos y no a José Manuel Arias -a la derecha-, director general de la planta asturiana y dependiente de Aditya Mittal, máximo responsable de Planos Europa.